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La edad sí importa

Casi tanto como de su marido, se habla mucho estos días de Brigitte Trogneux, la esposa del nuevo presidente de Francia, Emmanuel Macron. Y lo que más se comenta es su edad, 63 años, frente a los 39 de su esposo. Pueden encontrar artículos y opiniones en todos los medios y redes sociales criticando a aquellos que se atreven a poner el acento en la diferencia de edad de la pareja y en su especial historia de amor, que seguro que veremos en algún biopic un año de estos. A mí, en cambio, me parece fantástico incidir en esos 24 años de diferencia a favor de esa profesora de francés del liceo La Providence de Amiens, que a los 40 años, casada y con dos hijos, se enamoró de un alumno de 17 años y se echó la manta a la cabeza. Verlos en fotos y vídeos cogidos de la mano es un canto a la igualdad y ayuda, como ninguna campaña de concienciación, a romper tabúes sobre la edad de las mujeres y a normalizar un tipo de relación que aún choca en la sociedad siempre y cuando sea la mujer la mayor, porque hombres 24 años mayores que sus esposas, hay a capazos.

Normalmente la edad no importa, pero aquí sí. La nueva primera dama francesa proyecta una imagen fuerte, hermosa e inteligente pero, quizá por su edad, es difícil catalogarla como mujer florero. Tener que aguantar las tontadas de algunos de los detractores de su marido también debe curtir, pero los que dicen que parece la madre del presidente o la califican de «asaltacunas» evidencian una vez más la necesidad de normalizar estas relaciones. ¿O han leído en algún lugar que Trump parezca el padre de su mujer Melania pese a que también se llevan 24 años?

Cuentan los medios franceses que Macron se enamoró perdidamente de la belleza e inteligencia de su profesora, lo que no es extraño en un adolescente, pero por lo visto él lo tenía claro y, aunque sus padres lo mandaron a estudiar a París para intentar separarlos, a los 17 años confesó a su enamorada en una carta su voluntad de casarse con ella. Por su parte, Brigitte ha confesado en ocasiones que quedó prendada de ese alumno que «sabía todo sobre todo» y la enamoró hasta el punto de divorciarse para iniciar una nueva vida con el joven. Hace poco describió a su marido como «un caballero, un personaje de otro planeta que mezcla una inteligencia inusual y una humanidad excepcional. Todo en su cabeza está donde debe». No sabemos cómo será su mandato, pero esa descripción y el hecho de haber elegido como compañera a una mujer sin tener en cuenta los convencionalismos sociales, son puntos a su favor.

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