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Mariola Sabuco

¿Dónde está la sociedad civil?

Los empresarios están liderando, de manera impecable, dando ejemplo, la reivindicación del Corredor Mediterráneo, algo que no solo les beneficia a ellos, sino a todos, sobre todo a quienes habitamos en Cataluña, Comunidad Valenciana, Murcia y Andalucía. El eje ferroviario no solo permitirá que nuestros productos lleguen antes al resto de Europa, y con ello serán más competitivos, sino que reducirá a prácticamente la mitad el tiempo de viaje para los pasajeros entre Alicante y Barcelona, que ahora está en más de seis horas. No entiendo el porqué la sociedad civil no se suma a la empresarial en este asunto, de manera que todos juntos podamos reivindicar al Gobierno central que esa infraestructura es esencial para nuestra supervivencia, para fortalecer la economía y, con ello, el empleo. Los empresarios que están acudiendo a las reuniones están prestándonos un gran servicio y justo es reconocerlo. Están dejando sus negocios durante horas y trasladándose a los principales enclaves del Corredor Mediterráneo para exhibir su unidad y su decisión inquebrantable de luchar por una infraestructura en la que nos jugamos sin exageraciones nuestro ser o no ser desde el punto de vista económico. ¿No debería la sociedad civil apoyarles y lanzar el mensaje al Gobierno de que no es admisible el retraso en esta cuestión? Ayer, en Almería, en la Comunidad de Susana Díaz, los empresarios dejaron claro que no es aceptable para ellos el proyecto que la presidenta andaluza pretende de un eje central para conectar Andalucía de manera independiente al Corredor Mediterráneo. En octubre, en Madrid, los empresarios, entre ellos primeras espadas de la economía, tienen previsto cerrar su reivindicación, alejada de cualquier cuestión política, haciéndole ver a Mariano Rajoy que con el Corredor Mediterráneo no se debe jugar. Estoy convencida de que ningún gobierno -sea local, autonómico o nacional-, en estos tiempos en los que manda la economía, se va a atrever a desairar a esta masa empresarial. Quizá por ello la sociedad civil, si es que existe todavía, no quiera salir de su zona de confort en este asunto, pero es un error. Los empresarios deberían saber, y sentir, que no están solos en esto, aunque en realidad no les hagamos falta.

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