Keanu Reeves es un actor canadiense de origen libanés que se dio a conocer con la película Matrix, que es un thriller futurista de ciencia ficción, fascinante e intenso, con una revolucionaria estética y unas espectaculares escenas de acción, que lo han consagrado como uno de los reconocidos filmes de culto del pasado siglo.

Con espectaculares efectos especiales, la película discurre a un vertiginoso ritmo que aconseja pasado un tiempo una nueva revisión y el planteamiento emocional de si la existencia que vivimos es una realidad ficticia o una incierta objetividad.

Y siendo Matrix uno de los filmes con mayor recaudación de la historia, resulta que Keanu Reeves es conocido en Hollywood por su humildad, como refrenda en una entrevista al manifestar que hay que luchar -en lo que me parece un experto- por no darse demasiada importancia a uno mismo, por seguir adelante afrontando los retos diarios, y por disfrutar de las pequeñas cosas de la vida.

Y como un desafío se me antoja su reciente estreno titulado John Wick: Pacto de sangre, que es la secuela de otra anterior del hierático actor, y en la que nuevas circunstancias harán que el valiente e imperturbable héroe o asesino vuelva a involucrarse en una historia de acción y de venganza, con espectaculares coreografías de violentos enfrentamientos.

Y leo que, además, Keanu Reeves es un actor que acostumbra a utilizar las redes sociales, en las que ha dicho que es importante centrarse en cada momento, y saber vivir con intensidad cada día en la búsqueda de la felicidad.

Lo que se me antoja muy adecuado para lo que propongo, que es apartar las quejas y lamentaciones, aceptando la realidad, y poniendo toda la atención en aquello que nos sienta bien, siendo optimistas y alegres, y viviendo efectivamente cada momento, al dejar el pasado y el futuro a un lado.

Y es que la esencia de la felicidad consiste en atrapar el ahora y abrir los ojos y la mente a todas esas cosas que suceden en nuestro presente, así como en la interpretación que hacemos de los eventos externos, y no de ellos como tales, pues no se puede controlar aquello que nos sucede, pero en cambio sí que podemos hacerlo en cuanto a la forma de percibirlo.

Y salimos del cine, y sonrío, y sí, claro, me parece una buena película de acción, y ya sé que está anunciada una tercera entrega, y Keanu Reaves me cae muy bien, y Matrix me trae muchos y buenos recuerdos, y me parece que voy a intentar localizar, y qué cosas, al primer y desconocido John Wick.