No saben si buscar criado o ponerse a servir. Ésta es la sensación que últimamente parecen dar tanto el cuatripartito al frente del Ayuntamiento de Torrevieja, como la oposición. El alcalde de Los Verdes, José Manuel Dolón García, sale a la palestra entonando el mea culpa porque las zonas verdes de la ciudad se están regando alegalmente con aguas terciarias de la depuradora sin tener derecho alguno para su utilización.

Dolón, quien en sus largos años de travesía en la oposición denunció hasta la saciedad este hecho, consentido tácitamente por la CHS y la Comunidad de Regantes Torremiguel, concesionaria de esos caudales, parece temer ahora el estallido de una guerra a causa de este tema y se adelanta diciendo «no tener más remedio que hacer lo que está haciendo», y que continúa ¿negociando? con el fin de solucionar el problema.

Por otro lado, ante la propuesta de un promotor inmobiliario de cambiar el uso de unos terrenos destinados a un hotel para que en ellos se construyan viviendas, el equipo de gobierno está dispuesto a dar su visto bueno. Las medidas urbanísticas y la oferta de facilidades realizadas durante más de un cuarto de siglo con el PP al mando del municipio torrevejense han sido un estrepitoso fracaso. Ante la iniciativa sale el portavoz de los populares Eduardo Dolón, y sin despeinarse, recuerda esta ilustrativa parrafada: «Si el equipo de gobierno admite esa petición, pasaremos del urbanismo a la carta que se ha practicado en Torrevieja al urbanismo a domicilio». Con este redondo argumento el PP reconoce, por primera vez, que durante su prolongado mandato en estos lares, la ciudad en asuntos de urbanismo ha estado gobernada por los promotores. Resulta difícil creer que a los inversores del ladrillo los hayan dejado hacer de su capa un sayo solo por su cara bonita.

Y en estas, otro hecho cobra carta de naturaleza entre los vecinos quienes han caído en la cuenta, por su cuenta, que como la primaveral feria de mayo de Torrevieja no tenga lugar en otoño se quedarán este año sin el alboroque del festejo de comer, beber, y bailar. Aunque por el pliego de condiciones se apruebe ya no da tiempo a adjudicar y montar el tinglao sin avasallar a los de la feria de atracciones que tienen todos sus derechos. Son las consecuencias que conlleva intentar hacer las cosas como Dios manda, mejor dicho según la legislación vigente. La decisión de no hacer nada irregular, ilegal, fraccionado y todo lo demás -en este caso sí- le puede pasar factura al gobierno de coalición.

Lo realmente importante para el futuro a corto plazo de las gentes de este lugar, que no me canso de decirlo, son todos cuantos viven en él, se ventilará en los dos próximos meses. Para empezar se aprobarán los primeros presupuestos elaborados por un gobierno de izquierdas, o seguiremos con los actuales. Todo depende de la determinación que tomen las dos ediles de Ciudadanos, Pilar Gómez y Paqui Parra. Ambas, cada una por su cuenta, han anunciado que están por la labor. Pilar, quien al parecer lleva la voz cantante y debe sentirse como la Reina de los Mares, de entrada ha logrado poner una pica en Flandes: incluir en los presupuestos una partida de cien mil euros para dotar a Torrevieja de una sede de la universidad a distancia. El inquieto y conocedor de los entresijos de la política local Francisco García Hortal verá cómo después de tantos años de ir de la ceca a la meca sus gestiones por fin han dado frutos.

Paradójicamente la edil naranja, por aquello de lo de la Reina de los Mares, se muestra reticente a dar el visto bueno para que los presupuestos contemplen 18.000 euros destinados a una especie de monumento a ubicar a la entrada del muelle pesquero en recuerdo de aquel grupo de vecinos ignominiosamente olvidados que perdieron su vida ametrallados por la aviación fascista cuando guardaban cola para comprar «pescao» en ese lugar y aledaños.

Una cosa parece clara: si el cuatripartito logra sacar adelante los presupuestos, al PP y su colla no les quedará otro remedio que meterse bajo la cama.

El otro tema, solamente enunciado. Con él me despido por esta semana: el mes de junio está a la vuelta de la esquina. Todos parecen haber olvidado, porque ni tirios ni troyanos dicen ni pío, que según el pacto, al menos verbal, porque nadie lo ha visto por escrito, la vara de mando de la alcaldía de Torrevieja debe pasar a manos de la edil socialista Fanny Serrano. O José Manuel Dolón seguir con ella, y si le quieren echar, que monten una moción de censura.