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Instrucciones para perder amigos

Estás cansado de tus amigos? ¿Quieres acabar con tu más círculo íntimo y comenzar de cero? ¿Necesitas nuevos horizontes en tu vida social? Pues deja de darle vueltas al asunto, conozco dos métodos infalibles para romper cualquier amistad y he decidido compartirlos contigo de forma gratuita. Será doloroso, te lo aseguro, pero si es lo que de verdad deseas, lo conseguirás.

El primer sistema para destrozar tu vida social es montar un partido político con tus colegas. Al principio todo son ilusiones, sí: fiestas de pijama preparando el programa, momentos épicos redactando discursos, grandes ideales para cambiar el mundo, consignas pegadizas? Proyectos, proyectos, proyectos. ¡Emoción desbordante, una eterna verbena estival!

Sin embargo, pronto empiezan las discrepancias ideológicas, las intrigas palaciegas y las purgas. Antes de que te quieras dar cuenta, tus compadres te han dado de lado y están jugando a ser parlamentarios con individuos que te resultan ajenos. Lo que parecía un afecto fraternal a prueba de bombas se resquebraja. Ya no os habláis, no compartís complicidades ni estrategias y tienes que recortarte de las fotos en las que salís todos juntos y guardar el merchandising del partido en una caja (caja que dejarás en un altillo y abrirás algún día de tormenta). Una amistad destrozada, cientos de aventuras tiradas a la basura. Drama.

Quizás te encuentres a ti mismo acariciando melancólicamente carteles de las primeras campañas electorales que diseñasteis juntos, cuando aún os queríais y os mandabais memes graciosos por el grupo de WhatsApp. Enfundado en un pijama raído, pensando en lo que pudo haber sido y no fue mientras te comes un sándwich de jamón york y decides apuntarte a un curso de macramé para hacer nuevos amigos. O a yoga, que ayuda a equilibrar cuerpo y alma.

El segundo método para reventar una amistad íntima es organizar juntos una trama de corrupción. De nuevo, al principio todo son vino y rosas: sacos de dinero negro apilándose en el garaje, coches caros, joyas tremebundas, viajes por todo lo alto... Puedes comprarte un montón de horteradas y distribuirlas por las diversas viviendas de lujo que adquieras, ¡es el paraíso en «B»! Pero todo lo bueno se acaba y sabes que, al final, os van a pillar con las manos en la masa. Llegados a ese punto, es posible que la misma gente que antes se hacía barbacoas en tu jardín (y le echaba trufa a todo) asegure ahora no recordar tu nombre y no conocerte de nada. ¡Condenado al ostracismo por tus compañeros más queridos! Traedme un pañuelo, por favor, que se me ha metido algo en el ojo.

También puede ocurrir lo contrario, que todos recuerden perfectamente quién eres, dónde vives y qué colonia usas; pero porque aspiren a hacerte responsable de todo el tinglado. Al menos en la celda tendrás tiempo para diseñar una venganza salvaje. Y, por supuesto, otra opción es que seas tú el que delate a los demás o el que finjas no tener constancia de la existencia de esos humanos con los que te ibas de pachangueo. Puede parecer la salida obvia para evitar que te salpique el fango, pero seguro que fingir amnesia o afirmar compungidamente que te has sentido engañado no es tan sencillo como parece. Pregúntale a Esperanza Aguirre si no te lo crees.

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