Incendios
TEATRO PRINCIPAL DE ALICANTE
De Wajdi Mouawad.
Dirección: Mario Gas.
Reparto: Nuria Espert y otros.
Los conflictos internos o externos, la inestabilidad y las tensiones sociales conforman la trágica realidad de las guerras, como queda patente en Incendios, la obra del libanés Wadji Mouawad, quien recabó apoyo en las luchas fratricidas del Líbano para desarrollar las numerosas escenas. El autor habla de refugiados, crímenes, violaciones? Y nos acerca a las catástrofes de este tipo de horrores por asuntos religiosos, ideológicos, de tierras o razas. De un modo poético-teatral. El ágil, dramático y emotivo testimonio, que no cae en lo sentimentaloide, oscila entre el presente y el pasado con la fuerza de la palabra del exitoso dramaturgo y la estética de unos pasajes que encuentran el acomodo necesario en la escenificación dirigida con la experiencia de Mario Gas. Una cuidadosa dirección, en todos los sentidos teatrales, y un concepto escénico muy contemporáneo que imprime al montaje una estructura con talante cinematográfico. Precisamente, la pieza fue llevada al cine en 2010. Siendo Mario Gas director del Teatro Español, dirigida por Mouawad, se representó en 2008, y dos años después la programó en las Naves del Matadero, en Madrid también. El éxito continúa con esta nueva representación de tres horas. La primera parte tiene un inferior relieve, y la segunda prospera notablemente. La dilatada duración es excesiva. Pero, a su vez, dota de mayor talla a un elaborado espectáculo con su conjunción de ingredientes. El protagonismo menor de la gran Nuria Espert (la madre violada y ya fallecida) no impide la inclusión de algunas intervenciones destacadas en defensa de la dignidad y que conmovieron a los muchos espectadores del Principal de Alicante. La flexibilidad y la firmeza de los rigurosos intérpretes, Ramón Barea (notario que custodia el testamento), Álex García, Carlota Olcina, Alberto Iglesias, Laia Marull, Germán Torres y Lucía Barrado, con más de un papel cada uno en ciertos casos, alientan las situaciones que se ubican en tres lugares austeros con diversas atmósferas. El espacio sonoro cumple su inquietante misión, y la alta pared del centro acoge la videoescena. El tribunal es el público, que se puso de pie para aplaudir prolongadamente.
