En la mili, lo sabemos por experiencia quienes la hemos hecho, se utilizaba un producto desinfectante para la limpieza de las letrinas llamado zotal, aquello olía entre lejía y salfuman, pero eso sí, con la ayuda de cepillos de púas y restregando duro, dejaba los servicios de la tropa limpios como una patena. No digo yo que Ramírez deba usar un producto similar para la limpieza del club, pero como no esté por la faena, poco o nada va a cambiar en este Hércules que parece haber tocado fondo. Desprenderse del reciente pasado se hace imprescindible si se quiere iniciar un nuevo y definitivo proyecto que saque al Hércules del pozo sin fondo que es la división de bronce del balompié español. La salida de Barroso no ha sido más que la consecuencia de su nefasta gestión en la composición de las plantillas, sobre todo de la última, en la que destaca sobremanera que casi todos los jugadores que han tenido minutos, incluidos defensas, han marcado más goles que los tres arietes herculanos. Mainz y Berrocal han conseguido dos goles por barba, y Delgado, la joven promesa cedido en el mercado de invierno por el Levante B, uno. Marcas para enmarcar.

Otro que ha tenido que hacer las maletas ha sido Parodi, presidente por delegación durante cuatro años. Seguramente es un herculano de pro, pero la verdad es que no ha sido más que un títere que ha movido desde Alicante Cívica el señor Ortiz, con purito y sin él. Es innegable que tanto para él como para su familia habrá supuesto un honor ser presidente del Hércules, aunque el cargo, tras el infame paso de García Pitarch, perdió buena parte del atractivo y respetabilidad que tenía. Otro disparate, otra estupidez más en el haber del señor Ortiz, que parece ensuciar todo lo que toca. Pero la limpieza a fondo, pasa también por la salida de Portillo del organigrama del Hércules. Su continuidad supondría aceptar que Ortiz sigue controlando la entidad, aparte de que ni ha demostrado, ni se le espera, habilidad alguna dirigiendo la parcela deportiva, ni mucho menos experiencia de la que carece como es patente.

Si Ramírez quiere, y los herculanos así lo desearían, que este sea su proyecto, además de ocupar la presidencia, deberá dejar el lastre de personas relacionadas directa o indirectamente con Ortiz, y Portillo, que se sepa, ha ocupado despacho y mando por su condición de yerno, no por sus habilidades, ni menos por su curriculum. Debe rodearse de gente de su confianza y ser él responsable último del éxito o fracaso del proyecto tanto institucional como deportivo. Y si en la primera materia el trabajo es hercúleo, no lo es menos en la confección de una plantilla de garantías. La actual, bastante descompensada, necesita reforzarse en casi todas las líneas, y sustituir a bastantes jugadores que por su edad, rebasan con amplitud los treinta, no podrán rendir al nivel de exigencia que este nuevo proyecto necesita para cumplir con los objetivos, que no deben ser otros que conseguir el ascenso y luchar desde la primera jornada por el liderato del grupo.