Ramzán Kadýrov, presidente de la República de Chechenia (desde 2006 gobierna sin... oposición), niega que en su territorio se persiga a los gays. Declaró que en Chechenia «Los homosexuales no existen... Si existieran, las autoridades no tendrían que lidiar con ellos porque sus familiares se encargarían». Una ONG LGTBI moscovita, que sufre la represión de Putin, ha denunciado que calcula que al menos cien gays están encarcelados en centros clandestinos y tres habrían sido asesinados sin que nadie se atreva a reclamar sus cadáveres.

Dramática historia la de los chechenos. Desde Catalina la Grande (tan amiga de los ilustrados franceses...) sufre políticas de exterminio y en los años noventa sufrió dos invasiones del ejército ruso que cometieron asesinatos masivos. La periodista Anna Politkovskaya, asesinada en la puerta de su casa en Moscú en 2006, había escrito que «Chechenia sufre del síndrome Kadýrov, que se caracteriza por la desvergüenza, la brutalidad y la crueldad disfrazadas de valor y masculinidad». Está demás escribir que a pesar de la repercusión mundial de su asesinato, las autoridades aseguraron que nada tenían que ver con esta violación de derechos humanos.

A cien años de la Revolución de Octubre la más brutal homofobia está presente en Rusia. En la Unión Soviética de Stalin no se interrumpió la homofobia zarista. Inclusive se castigaba la homosexualidad en el Código Penal y coincidiendo con el hoy Kadýrov, «virrey» de Moscú, también se negaba que hubiera gays. Psiquiatras prestigiosos aseguraban que el amor entre hombres era consecuencia de la decadencia burguesa, que eso pasaba sólo en los países capitalistas. Putin, exoficial del KGB en la República Democrática Alemana, debe de estar de acuerdo con este diagnóstico, pasando por alto que hoy Rusia es un país capitalista.

En Chechenia coinciden en este tema tanto un régimen que se autodefine como cristiano con sus enemigos más acérrimos, los fundamentalistas islámicos. Eso de que los extremos se tocan debe ser cierto y se tocan en los peor. Stalin y Hitler también coincidieron en la represión de los homosexuales. Y conviene señalar que las lesbianas no existen, como son mujeres se les da poca importancia, pero también hubo y hay lesbianas.