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Fernando Ramón

Todos contra Le Pen

Tras los sorprendentes resultados del referéndum británico que ponía en marcha el reloj para que el Reino Unido salga de la Unión Europea y de las elecciones en EE UU con el republicano Trump erigiéndose en inquilino de la Casa Blanca, el escrutinio de la primera vuelta de las presidenciales francesas arroja unos datos que se aproximan a lo que algunas encuestas previas habían pronosticado. Macron y Le Pen, dos candidatos que se habían proclamado antisistema, han dejado fuera de esa segunda ronda a los cabezas de cartel de los partidos tradicionales. Un centrista, Emmanuel Macron, en un movimiento denominado En Marcha, al que se pretende situar en la órbita del espacio que ocuparía en nuestro país Ciudadanos, y una ultraderechista, Marine Le Pen, radical, eurófoba, xenófoba también, y que despierta todas las antipatías, más que merecidas, fuera de sus fronteras, pese a ser capaz de sobrepasar la barrera del 21% del apoyo del electorado francés. Viéndola en una entrevista asegurar que si alcanza el Elíseo es partidaria de que no haya ningún español trabajando en su país si existe un solo compatriota en el paro, aunque podría cambiar la nacionalidad por cualquier otra, deja meridianamente claro el peligroso populismo que profesa. Pero, por si esto fuera poco, la vil utilización con fines partidistas del atentado que costó la vida a un policía en pleno corazón de París en las vísperas electorales no deja de ser una ratificación de ese extremismo que rezuma la candidata ultra. Además, sus postulados antieuropeístas al abogar por el inmediato cierre del espacio Schengen y el restablecimiento de las fronteras, así como la salida del euro y el cuestionamiento de la presencia gala en la UE, nos conducen a una situación similar a la de los defensores del Brexit, aunque obviamente alejada de ellos en otros aspectos sociales, políticos y económicos. La inmediata reacción del resto de candidatos que, tras ver esfumadas sus posibilidades, mostraron su apoyo y pidieron el voto para Macron, parece que acerca la victoria al considerado candidato socioliberal. Hay quien ya se ha aventurado a postularlo como seguro vencedor. Pero con los precedentes de Trump y el Brexit, habría que ser cauto y esperar que se cumplan estos vaticinios. No deberíamos lanzar las campanas al vuelo antes del 7 de mayo, para no entrar de nuevo en estado de shock si no se cumplen los vaticinios.

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