Vuela el Alcoyano hacia la promoción de ascenso a costa de un Hércules rendido y desastroso, que vaga como alma en pena en una de sus peores temporadas en Segunda B, en la que ya ha puesto en peligro hasta la Copa del Rey y la sonrojante octava plaza. Disciplinado y muy ordenado, el equipo de Seligrat se limitó ayer a aprovechar la interminable serie de regalos de los alicantinos para asentarse en la segunda plaza y ganar confianza de cara a las eliminatorias por el ascenso. Porque tampoco necesitó más el Deportivo para volver a ganar en el Rico Pérez. Le bastó con orden, concentración, presión alta y aplicación defensiva.
De hecho, el Hércules estaba siendo mejor hasta el 1-2 del Alcoyano, que volvió a cantar bingo en el arranque de la segunda parte con un nuevo error del meta Chema, que chocó con su compañero Checa tras otro saque de falta del alcoyanista Ángel, una zurda de oro a balón parado y un futbolista a seguir. Ahí se acabó el partido prácticamente para los de Carlos Luque, que no volvieron a acercarse ya con peligro a los dominios de Miguel.
El primer tanto del partido tuvo a los mismos protagonistas en el minuto 15 cuando Chema se tragó un centro muy cerrado de Ángel, pero el Hércules reaccionó bien, se soltó y empató 12 minutos después tras una gran combinación de Miñano, Dalmau y Javi Flores.
Creaba más juego y oportunidades el conjunto local hasta que decidió hacerle el pasillo al Alcoyano en la segunda mitad. Primero con la segunda cantada de Chema -con el que se cebó el público- y poco después por otra concesión de José Gaspar para el sainete: el extremo zurdo se quedó corto en un saque lateral en el área contraria, facilitó el contragolpe del rival entre la estupefacción general y Ángel liquidó el partido con el 1-3.
Tan desquiciado acabó el Hércules que hasta el capitán Peña fue expulsado cuando ya estaba en el banquillo presenciando el enésimo estrambote de los suyos: un equipo roto, perdido y sin espíritu, humillado por un Alcoyano humilde, serio y comprometido. La ilusión y la nada.
