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El más acá y el más allá

Gibraltareña. Teatro Principal de Alicante

Texto y dirección: Juan Luis Iborra.

Actriz: Elisa Matilla.

Sitúense en el Campo de Gibraltar de los años 70. La base militar norteamericana de Rota, el cierre de la verja del Peñón, lo que supuso la pérdida de miles de puestos de trabajo, y una prostituta que empezó su carrera cuando su padre abandonó a la familia. Las historias que allí se cocían con sus gentes son el objeto de inspiración que el alfacino Juan Luis Iborra ha empleado para escribir el tragicómico monólogo que interpreta la sevillana Elisa Matilla. El texto de Gibraltareña se nutre de los recuerdos del cineasta, guionista, autor y director, ya que siendo joven pasaba las vacaciones en la casa de sus tíos. Así surge el papel de Lola o La Gibral, apodo de esta mujer dedicada al oficio más antiguo del mundo. Se dirige a los espectadores y cuenta su vida y algunas experiencias relacionadas con las labores del sexo. Y una particularidad. El público se instala ante lo que se supone que es la habitación de un hospital donde está en coma. El cuerpo astral, sin embargo, es testigo de todo y ella habla locuazmente, baila y canta con bata de cola en alguna ocasión. La actriz humaniza el papel con su variedad de emociones e imprime cierta comicidad con ese trillado gracejo andaluz qua la autoría y la dirección de Iborra requieren. Pese a los momentos más relevantes y al habitual desparpajo de la única protagonista, la obra y la interpretación resultan un tanto monótonas. Se valora, eso sí, la capacidad para sostener y elevar una pieza de reducido vuelo y con chispas de escasa consideración. No obstante, la ternura, la ilusión o la valentía de esta Lola tienen cierto sabor entrañable que llega al personal, escaso el viernes en el coliseo alicantino. La verdad interpretativa es como la verdad de ella en las relaciones que mantuvo con los clientes a los que trató sin prejuicios e intentando hacerles felices. En la soledad de su entorno, el papel de Elisa Matilla dota de mayor teatralidad a la pieza acogiendo otras voces brevemente, como las de su madre y sus colegas de oficio. Juan Luis Iborra aprovecha para agitar la bandera de «¡Gibraltar español!»... Los militares borrachos estadounidenses, los clubes de alterne y los hechos luctuosos proliferaban en Rota. Pero eso es otro asunto.

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