Es complicado no perder un poco la moral cuando ocurren hechos como la detención de Ignacio González de esta semana. A mí no me ablandan las lágrimas de cocodrilo de Esperanza Aguirre por la detención de González, porque su pena no se sostiene. En la versión más amable hacia ella la tendrían engañada sus presuntamente codiciosos colaboradores. Esta circunstancia, unida a la decisión del tribunal de la Audiencia Nacional que juzga la primera etapa del caso Gürtel de citar a Mariano Rajoy a declarar como testigo, es sin duda un palo monumental para el PP. Ver al presidente del Gobierno haciendo el paseíllo para entrar en esa siniestra sede del destartalado polígono industrial de Torrejón va a ser una imagen lamentable. No me puedo alegrar de esta decisión judicial, porque sin duda es un varapalo para nuestras instituciones y no andamos sobrados de confianza institucional precisamente. En fin, a ver si se jubilan unos cuantos políticos, tengan o no la edad reglamentaria, y vienen otros mejores, más sanos y con aires nuevos. Y conste que no lo digo únicamente por lo de las procelosas aguas de la corrupción y la falta de estética, cuando no de ética, en que van navegando y sobreviviendo no pocos políticos de diferentes partidos. Miren por ejemplo a Encinar, al que también le gusta el marisco y sacarse unas perrillas por la jeta, que encima se ha puesto a pontificar en el «Tramabús», ese invento carísimo de los castos maquiavélicos, que encima no para de averiarse. Por algo será. Hace falta echarle coraje al toro, señores.

Lo que veo claro es que tenemos la obligación, como ciudadanos, de no venirnos abajo y hacer oír nuestra voz, cuando los políticos que nos gobiernan tomen sendas claramente desviadas de la rectitud y que además nos perjudiquen. Esta semana, sin ir más lejos, ha saltado la noticia de que se podrá aprobar la ESO, Educación Secundaria Obligatoria, con dos asignaturas suspensas. Mi hijo Mario, actualmente en tercero de la ESO, dio un brinco de la impresión al oír la noticia. Esto es un oxímoron, o se aprueba o no se aprueba. Han tenido además la poca vergüenza de decir que la condición es que no podrán coincidir los suspensos en Lengua y Matemáticas. Pues no faltaba más. Me parece una barbaridad que tomen esta decisión en Educación, cuando precisamente vamos en el furgón de cola de Europa, según el Informe Pisa. Y ya no sé si pensar que nuestro Gobierno pasa de la educación hasta el punto de tirar la toalla, lo que es grave, o bien que lo que pretende es criar a manejables ciudadanos burreras. Es nefasto, porque además puede desmoralizar a los buenos estudiantes, que son la mayoría. Espero que rectifiquen urgentemente y que a los cateados encima no los premien con becas.