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La «procesión» de la política

Días de fervor religioso. De procesiones. De sentimiento. De pasión. Más allá de las creencias de cada uno, la Semana Santa, como otras representaciones sociales, es una tradición popular que emana de la educación cristiana de gran parte de la población. Y en la que también, desde luego, se manifiesta la política. El esplendor del Domingo de Ramos en Alicante con la Rambla llena de gente animada por la excelente climatología sirvió, a la vez, para evidenciar no sólo las dificultades que tiene la izquierda en la capital alicantina para ubicarse y trasladar un relato solvente, algo que a su vez les afecta en el resto de la provincia. Sino también, al tiempo, la división natural que sufre la derecha, a las puertas de una batalla sin cuartel por el control de la cúpula del PP en la ciudad de Alicante. Con la primera de las cofradías que transitó por la carrera oficial -la Hermandad de Jesús Triunfante, vinculada a la Diputación- tomó posición Carlos Castillo, vicepresidente de la corporación provincial, concejal del PP y aspirante a hacerse con el mando de los populares en la capital. Por ausencia de César Sánchez -algo ya casi habitual-, Castillo encabezó una de las procesiones más multitudinarias de cuantas se celebran en la semana santa alicantina. Lo hizo, entre otros, junto a la Bellea del Foc a su derecha, al socialista Carlos Giménez a su izquierda, al tránsfuga Fernando Sepulcre -no se pierde ni una- y al diputado autonómico José Juan Zaplana, ojo, también número tres regional del PP. Demostración de fuerza del ambicioso Castillo en una partida que ya se está jugando en las filas populares. Contrapeso: en la presidencia de uno de los dos pasos de las dos cofradías que salieron de Santa María se dejaron ver juntos el portavoz municipal del PP, Luis Barcala, otro aspirante a liderar el partido en la capital, junto a la senadora y excandidata a la Alcaldía Asunción Sánchez-Zaplana. ¿Harán tándem para frenar a Castillo? Mientras los populares se exhibían en el corazón de los cortejos, el líder de Compromís en Alicante y portavoz municipal, Natxo Bellido, en un movimiento a analizar para ganar protagonismo frente a sus socios y de paso evidenciar que cada uno hace la guerra por su cuenta hacia 2019, aprovechaba la ausencia del alcalde Gabriel Echávarri -Guanyar no cuenta en estas cosas- para presidir la tribuna oficial. Lo hizo por la mañana junto al asesor socialista Pedro de Gea y también por la tarde al lado del conseller Manuel Alcaraz, cámara de fotos en ristre para inmortalizar una de sus grandes aficiones. ¿Giro estratégico de Compromís? Nada es casual en política. Ni siquiera en Semana Santa.

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