Alicante es una ciudad curiosa. Recuerdo a Roc Gregori en su despacho en la AVT en el Cap i Casal, mirándome y diciéndolo.

Y yo con cara de faba, excusando lo inexcusable. Tenían fondos para el Palacio de Congresos de Alicante y, año tras año, lo tenían que meter en el cajón porque aquí no nos decidíamos dónde colocarlo. Nos buscó y dio fondos para iluminar el castillo y en lugar de hacer algo especial y espectacular, pusimos focos blancos y devolvimos el 33% de la subvención.

Me decía, cuando yo me quejaba del trato a Alicante en Valencia, dime quién os maltrata y lo eliminamos. ¿No será que sois vosotros solitos los que os fastidiáis?

En fin, siempre fue un sabio, y algo de razón tiene aunque me duela admitirlo.

Los que estamos hasta el gorro de ir a Murcia, primero fue a El Corte Inglés, ahora a Ikea, es muy posible que estemos pronto hasta los pelos de seguir haciendo kilómetros para dar ese paseo necesario y comprar una lámpara de papel y un almohadón de colores, ¡ah! y una estantería que nos llevará el fin de semana entero montarla.

Siempre pensé que Ikea debió ser una empresa de aquí. Siempre pensé que con el potencial de empresas y fábricas del mueble en la zona de Almoradí, de los pueblos de la provincia de Valencia, con Actiu aquí, con comercializadoras con grandes redes ya organizadas, o con Sonseca cerca, se podría haber creado un gran emporio multinacional.

Es cierto que no es nuestro fuerte eso de ser generosos, de unirnos, de ceder una parte de lo nuestro en pos del beneficio de todos, de utilizar el marketing, de creer en la innovación y en el diseño, de hacer grandes a los buenos creativos, de imitar lo que han hecho Zara, Mercadona, etcétera. En ese sector del mueble y decoración no hemos sabido. Y, como no hemos sabido, nos oponemos a los suecos que sí han sabido.

Ikea es casi el doble que Mercadona en números y sin vender artículos de primera necesidad.

Bueno, lo cierto es que Alicante se quedará sin Ikea como se quedó sin catarata, sin balnearios, sin buena iluminación en el castillo, sin una buena estación del AVE, sin Disneylandia, sin Palacio de Congresos, sin paso soterrado en la Explanada, sin universidad(que está en Sanvi) y sin medio aeropuerto, entre otras cosas.

Si algo puede evitarlo es la unión de los señores políticos en pos de algo beneficioso para todos. Como siempre decía Pedro Zaragoza allí en Benidorm, menos politiqueo y más trabajar por lo bueno para el pueblo. Hay sitio, hay ganas y no podemos perder esta oportunidad. A ver si son capaces. Yo creo que si. ¿O no?