Información

Información

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Gibraltar, la "punta amada"

A los escolares del franquismo nos convocaban de tarde en tarde para manifestarnos por un Gibraltar español. Íbamos encantados porque se interrumpían las clases y era una oportunidad estupenda para salir a la calle y dar gritos. Dos actividades absolutamente prohibidas en aquel tiempo, excepción hecha de las procesiones religiosas y los desfiles militares. La manifestación iba acompañada de unos cánticos horribles entre los que destacaba uno compuesto por exvoluntarios de la División Azul que comenzaba: "Gibraltar, Gibraltar/ punta amada de nuestra nación, Gibraltar, Gibraltar/ tierra amada de todo español". Normalmente, las manifestaciones concluían en la plaza principal de cada ciudad con un discurso desde el balcón del Ayuntamiento a cargo un orador patriótico que, después de pormenorizar las infames maniobras inglesas para quedarse con la colonia tras el Tratado de Utrech, daba los exaltados gritos de rigor por España y por Franco. Gibraltar y la reclamación de su soberanía era un asunto recurrente de la propaganda franquista y solía sacarse a colación cuando convenía políticamente o había que desviar la atención de otros problemas. Todos éramos conscientes de que la Gran Bretaña imperial nunca se dejaría arrebatar por la fuerza una colonia que es la llave estratégica de la entrada y salida del Mediterráneo. Y menos después de que España fuese admitida en las organizaciones internacionales con el aval de las potencias anglosajonas. Así pues, paciencia hasta que llegue el momento de que se cumpla la profecía que hizo Franco, remedando a Isabel La Católica cuando el cerco de Granada, "Gibraltar caerá como fruta madura". Viene a cuento lo que antecede tras el debate propiciado estos días sobre los efectos legales de la salida de Gran Bretaña de la UE y de manera especial en territorios fronterizos como Gibraltar e Irlanda del Norte. A partir de ese momento, Bruselas reconoce a España el derecho a vetar la aplicación a Gibraltar de los futuros acuerdos entre la UE y Londres y en algunos medios españoles empezó a especularse con la posibilidad de una soberanía compartida. La reacción inglesa, sobre todo en sectores nostálgicos de los tiempos imperiales, ha sido tremebunda. Un exlíder conservador, Michael Howard, mencionando el precedente de la guerra por las Malvinas, insinuó la posibilidad de un conflicto armado con España. "Hace ahora 35 años -dijo- otra primera ministra envió a cruzar el mundo a sus Fuerzas Armadas para defender la libertad de otro grupo de ciudadanos británicos en otro país de habla hispana". Un periódico, "The Telegraff", alardeó de que la Marina británica aún tenía capacidad para "machacar a España". Y un exministro de la señora Thatcher propuso llevar a la ONU la causa de los independentistas catalanes. Las palabras, aunque suenen como cañonazos, nunca tienen los mismos efectos. Ahora mismo parece imposible que dos miembros de la OTAN se peleen entre ellos. Y más con la base de Rota a no mucha distancia de Gibraltar.

Lo último en INF+

Compartir el artículo

stats