Como si para el Gobierno de Rajoy y el ministro Montoro fuéramos ciudadanos políticamente menores de edad, los valencianos hemos tenido que escuchar atónitos cómo desde instancias gubernamentales se ha intentado frenar el alud de críticas a los Presupuestos Generales del Estado -los peores de la historia para la Comunitat Valenciana- aireando unas cifras sobre la financiación en 2017 cuya intención evidente es confundir a los ciudadanos. Con asombro oímos que desde la Delegación del Gobierno en (contra de) la Comunitat Valenciana se afirma que estos PGE «recogen las principales necesidades valencianas, Corredor Mediterráneo y más financiación», que tenemos «lo que pedimos», y se glosa del tal manera el incremento anual en los ingresos que cualquiera diría que estamos en el mejor de los mundos posibles de la financiación autonómica, de modo que, ¿para qué acometer una reforma si estamos mejor que nunca? ¿De qué se quejan los valencianos?, como en su día vino a decir el ministro Montoro.

Maltrato y manipulación

Semejante ejercicio de funambulismo político resulta inadmisible. El Gobierno de Rajoy y Montoro no solo nos maltrata sino que pretende manipular la realidad para disfrazar ese maltrato. Hasta se enfatiza que se han «inyectado» desde 2012 51.000 millones a través del FLA, obviando que son préstamos que los valencianos tendrán que devolver, a diferencia de otras comunidades. Préstamos con intereses que vienen a cubrir el agujero de una financiación injusta que se debería recibir por derecho, pero que, como se nos niega, vienen por FLA.

Se jalean las cifras de financiación para 2017, 9.950 millones entre entregas a cuenta y liquidación de 2015. Y hasta se alardea de un aumento en dos años de 1.900 millones. Pero, ¿de qué estamos hablando? La realidad es que la financiación consignada es la mera traslación de la mejora de la economía valenciana en los dos últimos años. Los ingresos suben, no por la decisión bondadosa de un Gobierno que continuamente exhibe su menosprecio hacia la Comunitat, sino porque el cuadro macroeconómico ha mejorado porque la economía va mejor, a pesar de los palos en las ruedas del Gobierno. No es, ni más ni menos, el resultado de que la economía valenciana crece más que la española.

Son nuestros dineros

Si se baja al detalle, se aprecia más claramente con la liquidación de 2015, que se cobra este año. Con 1.538 millones, supone un 17% más que la que se ingresó el año pasado, referida a 2014. ¿Qué significa? Que el Gobierno se equivocó en 2015 en mayor medida que cuando fijó las entregas a cuenta en 2014 respecto a lo que finalmente pasó, de forma que durante dos años ha tenido más de mil millones en sus manos que pertenecían a la Comunitat porque son nuestros ingresos fiscales. En 2016, cuando se cobraron 1.315 millones por la liquidación de 2014, ya sucedió lo mismo.

Siguen adjudicándose un aumento de ingresos cuando lo que hay es una recuperación fiscal porque hay una recuperación económica, y eso afecta a todos. La economía valenciana va mejor que la española y nuestros ingresos, en teoría, han de ir mejor que en el conjunto estatal. Solo faltaba que no fuera así. Cuestión distinta es que ya veremos si los cálculos del Ministerio para toda España se asientan sobre bases reales o han querido arreglar las cuentas ante Bruselas. No lo sabemos. Lo que sí sabemos es que todos los analistas dicen que la economía valenciana va mejor que la española. Por tanto, es normal que los ingresos fiscales valencianos vayan en 2017 mejor que en el conjunto estatal. Entonces, ¿de qué cifras está alardeando el Ministerio? ¿De qué mejora habla?

Los últimos en financiación y en inversiones

El sistema de financiación autonómico -conviene recordarlo por si a alguno se le ha olvidado en su afán de hacer méritos orgánicos- es el mismo, lo que significa que los incrementos se deben a la mejora de la situación económica, superior a la que, por un lado, el Ministerio había estimado hace dos años y, por otro, gracias a que se mantiene el crecimiento económico. Pero el sistema sigue colocándonos en recursos por habitante al final de la cola, pese a que los valencianos tenemos una renta 11 puntos -uno menos que hace dos años- por debajo de la media estatal. El sistema no mejora, lo que mejoran son los ingresos fiscales por la recuperación de la economía española y de la valenciana, superior a la estatal.

Que no confundan a los valencianos. Continuamos maltratados por un sistema perverso en general y que además hace que el Gobierno tenga nuestro dinero durante dos años, de manera que pueda equivocarse como le interese, subir o bajar en función de la coyuntura. Ahora el interés parece ser el demostrar a Bruselas que el déficit será menor porque hay más ingresos y dentro de dos años ya hablaremos. Ojalá en 2019 no haya que pagar los platos rotos.

No vamos a consentir que los valencianos, además de maltratados, estén manipulados. Porque en lo que depende directamente de la acción gubernamental, la distribución territorial de inversiones, los PGE acentúan el maltrato y la manipulación. Maltrato, porque si hasta ahora los valencianos estaban a la cola en la financiación, ahora el Gobierno también nos ha colocado como los últimos en inversión por habitante, 119 euros, 66 menos que la media estatal y casi cuatro veces menos que la mejor tratada, Castilla y León (405 euros). Y manipulación, porque han tenido la desfachatez de comparar el presupuesto de 2017 con la ejecución de 2016. Intentando ver si, como aborígenes en territorio ignoto, los valencianos se dejan deslumbrar por el destello de los oropeles. A mis estudiantes de la Facultad de Economía esa operación les habría costado un suspenso pero en este caso obviamente no es desconocimiento. Es mala fe.