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Gibraltar

Los raptos patrióticos desatados a propósito de Gibraltar y el Bréxit, tambores de guerra incluidos, suenan a chiste, pero sin duda tienen su clientela. En realidad son un aviso, en clave de parodia, de lo que puede venir, pues no sólo es cierto que cuando la historia se repite es ya como farsa, sino que a veces una farsa anuncia la historia, que la repite como drama. Ese "lo que puede venir" se refiere al caso de que Europa finalmente se rompa, un horizonte nada inverosímil si la tenaza Trump-Putin encuentra las palancas internas europeas tras las que andan. Europa es un terreno minado, con un conflicto irredento casi en cada metro cuadrado, una memoria que chorrea sangre y unas fronteras que sólo se dan por ciertas gracias a que existe la UE. Sin la UE, la querella con el vecino, y luego la reyerta, sería el pan de cada día por los cuatro costados. Gibraltar iba a ser lo de menos.

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