Quienes han jugado a las apuestas online algo más que de manera esporádica se han encontrado en numerosas ocasiones con resultados demasiado sospechosos.

El pasado diciembre saltaba a los medios de comunicación algo que en los foros de este submundo circulaba mucho tiempo atrás: 34 detenidos por el amaño de partidos de tenis, algunos de ellos profesionales de este deporte clasificados entre los 30 mejores de España. Ahí es nada.

Se confirmaba algo que era un secreto a voces. Una práctica fraudulenta ya no sólo adscrita a deportistas, sino incluso a torneos con fama de "maleables".

La tentación es muy golosa, sobre todo cuando, como en el caso del deporte de la raqueta, que algo se produzca conforme a tus intereses depende exclusivamente de ti mismo.

¿Perder un set a caso hecho ante un underdog (nombre dado a un rival notablemente inferior y con escasas opciones de ganar)? No hay problema, te dejas llevar disimulando un poco tras haber apostado previamente una buena cantidad a ese mercado. ¿Quién va a cuestionar que hayas sufrido una pájara? Al fin y al cabo, a todo el mundo le puede pasar, ¿no?

Esta estafa tiene mayores inconvenientes en deportes colectivos como es el caso del fútbol, donde entran juego las voluntades y objetivos de al menos 25 personas: los 22 futbolistas y los tres árbitros. Se antoja ciertamente complicado que todo un equipo baje los brazos sin que se note lo suficiente como para no dar el cante.

Y esto es lo que ocurrió, presuntamente al menos con una parte del equipo implicado, en el partido disputado este fin de semana por el Eldense ante el Barcelona B.

Un 12-0 en una categoría del fútbol profesional español despierta enseguida todas las suspicacias. Sobre todo para las bookies (casas de apuestas en el argot del gremio) que, como toda buena banca, siempre ganan y de tontas no tienen un pelo.

Llegar al descanso con un 8-0 en contra, por más desahuciado que esté un equipo (o precisamente por eso mismo), enciende las alarmas y hace que se mire todo con mil ojos.

Nada menos que a 496 euros por cada euro apostado se pagaba ese resultado al término de la primera mitad. Si apuestas, por ejemplo, 1.000 euros (y te lo permiten, que hay límites), te llevarías la friolera de 496.000 euros.

Ahora bien, cuesta pensar que, si realmente hay una mafia italiana detrás de todo este asunto, hayan sido tan torpes de pensar que la cosa iba a pasar desapercibida. Experiencia en estas tesituras se les presupone.

Otra cosa es que fueran únicamente cuatro jugadores los que, motu proprio, decidieran adulterar el partido para perderlo de forma abultada.

Es de imaginar que, en tal caso, apostaran a que habría más de 4 o 5 goles en una parte, o más de 10 en el total del partido, o algún mercado similar, que suelen estar muy bien remunerados.

Pero craso error el suyo, de haber sucedido esto, insisto. Cualquier acumulación de apuestas a situaciones altamente improbables son estudiadas con lupa por las bookies, que a la menor sospecha se reservan el derecho de anularlas ya sea antes, durante o después del partido.

De modo que, como todo en la vida, jugar sucio puede salir muy caro.