Desde que entré activamente en política he venido encontrándome con ejemplos de personas que, una vez ocupado un cargo público, se transforman profundamente y se creen dioses del Olimpo, los más guapos, los más listos, los más de todo. He visto a gente que, a priori, parecía normal y a los dos meses de ser concejal exigían el coche oficial para ir a cualquier sitio y que la policía local les saludara marcialmente.

Nunca lo he entendido, nunca he comprendido cómo ocurre esto, cómo es posible que ocupar una simple concejalía en un ayuntamiento afecte tan severamente a la forma de actuar de un individuo, a su propia personalidad.

A la vista de las últimas actuaciones de las huestes locales peperas me he dedicado a estudiar el tema con más profundidad y me he quedado horrorizada por no haber tenido previo conocimiento

Al parecer esta sintomatología que había detectado es real, está analizada científicamente e, incluso tiene nombre: se llama SÍNDROME DE HUBRIS.

El hubris, para los griegos era el veneno que afectaba a los héroes, el ego desmedido que les hacían creerse superiores al resto de mortales y capaces de enfrentarse a los mismos dioses.

El hubris debe de ser lo que llevó a Eduardo Dolón a denunciar un acuerdo de la junta de gobierno local con todos los informes de los técnicos municipales, secretaría e intervención incluidos, FAVORABLES. El hubris le llevó a dar una rueda de prensa solitaria, mesiánica, en la que, manipulando la realidad a su divina conveniencia se inventó un caso. ¿Hay alguien en Torrevieja que en algún momento haya podido llegar a creerse que 8 concejales y 5 funcionarios se organizaron para cometer no sé qué delito en relación con el parque acuático?

Sólo el gravemente afectado por el hubris puede disociarse de la realidad y, rodeado de aduladores, convencerse de lo increíble. La otra opción es que cuando ostentaban el gobierno ellos sí estaban pergeñando algo inconfesable para el parque acuático. He escuchado historias de proyectos megalómanos sobre acuarios y leones marinos amaestrados a los que, visto lo visto, les empiezo a dar cierto pábulo. Leones marinos que no delfines, que conste.

Otro síntoma claro de esta afectación húbrica es el como, frente a la invención de un caso judicial el susodicho niega la existencia de otro caso, éste sí real y en tramitación. El caso Vela Mata no existe, da igual que tenga miles de folios, que él mismo ya declarara en presencia policial, que tres jueces de la Audiencia Provincial hayan dicho que se tiene que esclarecer esa manifiesta inactividad de los entonces gobernantes en relación con un establecimiento cuyo origen y filiación todos en Torrevieja conocen. Se niega y punto. Ni se plantea dimitir. Ya veremos como consigue materializarse y bajar de los altares para declarar el día 19. Si fuéramos alguno de los del equipo de gobierno los llamados a declarar como investigados, antes imputados, estoy segura de que nos hubieran quemado en la plaza.

A tal extremo llega su mundo paralelo que en su página web, populares de torrevieja, siguen presentándose como gobernantes del municipio, y Eduardo sigue siendo el alcalde virtual, más de un año y medio después de que la democracia lo sentara en la bancada de la oposición.

Pero como dijo en el último pleno mi compañero de fatigas, Pepe Hurtado, no somos especistas, no discriminamos moralmente a las personas, ni a los animales, ni a los que se creen dioses, incluso estamos dispuestos a rehabilitarlos enfrentándolos a la realidad.