Si fuéramos por la ciudad documentando todas las fotografías que se exponen en escaparates de tiendas, bancos, supermercados,? veríamos que nuestras calles están inundadas de una fotografía que no busca el concepto del arte, aunque en algunas obras se utilicen sus recursos y lenguajes, pero muchas de ellas no valoran ni el registro artístico ni el documental.
La mayoría de las imágenes nos remiten a las personas, son retratos de rostros o de cuerpos, sobre todo el femenino, y lo que apreciamos es la gran profesionalidad de sus autores, cuyos nombres normalmente no figuran en el campo del arte, a excepción de alguno que se haya desarrollado en los diferentes ámbitos y en la misma obra publicitaria destaque su autoría. Hay una gran diversidad de mundos alrededor de la fotografía que no entran en la categorización de arte, pero que destacan por su gran profesionalidad y el uso de excepcionales medios. Obras muy cotizadas de grandes o pequeñas dimensiones para exteriores o interiores, que requieren de una elaborada escenografía e iluminación, de un complejo simbolismo, ambientación?, y que desarrollan una visión muy particular que compite fuertemente con ese abarrotado imaginario colectivo. Existen otros campos como el fotoperiodismo, no olvidemos que artistas como Cristina de Middel han salido de este sector. Es una posibilidad, pasar del campo periodístico o publicitario al del arte, a significarse como artista.
Todo arte es conceptual, aunque en la actualidad parece que, cuando la imagen no se vale por sí misma, se hace necesaria la presencia de un texto que avale la obra. En este punto de la reflexión, cómo decir que la repetición del rostro de Pepa González en la Lonja nos remite de manera excesivamente literal a la obra de Ester Ferrer, quien, a partir de la repetición, de la estética del Pop y su cuestionamiento de los mass media, de sus lenguajes de producción en serie, trata la multiplicidad y simultaneidad de su imagen, el paso del tiempo, la degradación física, cuestiona el canon del retrato y le da una consistencia como imagen. En cuanto a la selección de David Mocha, nos encontramos con unas imágenes que buscan más la dimensión social que la artística, y, aunque no sea incompatible lo social con el arte, si no lees el texto no entiendes qué hacen esas fotografías en una sala de arte.
En esta ocasión la selección de PhotoAlicante ha optado por autores que inician su trayectoria artística. Con respecto a esta sala, entiendo que los criterios de selección no han sido lo suficientemente exigentes, tratándose de una sala de arte con presupuesto público.
