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Lo que eres y lo que necesitas ser

Dos años llevaba pendiente un encuentro entre el presidente de la Diputación, César Sánchez, y una de los dos «cabezas visibles» del Consell. Después de media legislatura de alta tensión, la visita de Mónica Oltra al Palacio Provincial puso fin a la incomunicación entre un gobierno de la Generalitat controlado por la coalición de izquierdas que comparten los socialistas y Compromís; y la corporación alicantina, principal reducto del PP después de las últimas elecciones locales y autonómicas. El encuentro sirvió para que César Sánchez desplegara la imagen en la que se siente más cómodo: un dirigente de talante moderado, dialogante y dispuesto a pactos al margen de la guerra a la que le empuja parte de su entorno. Y a la vez para que Mónica Oltra se alejara de su etapa de «oposición de camiseta» y tratara de ofrecer el perfil que ahora busca: «mujer de estado» capaz de llegar a acuerdos con cargos de todos los colores y con la idea de gobernar para todos, su gran baza para las autonómicas de 2019. La número dos de Consell aplicó con el presidente de la Diputación de Alicante la misma estrategia que ya había ensayado con éxito en Castellón, la otra gran institución bajo mando del PP. No impondrá el decreto para la financiación de la política social en los municipios pero crea una mesa para negociar uno a uno todos los temas pendientes. El mismo camino pero más largo. Ni se negó Javier Moliner, líder del PP en Castellón, ni tampoco lo hizo ayer César Sánchez. Hubo hasta guiño para resolver el problema del Fondo de Cooperación. La Diputación estudia sumarse en 2018 a cambio del compromiso de Oltra para agilizar el pago a los municipios alicantinos. «Quid pro quo». Ahora falta por ver si la cúpula provincial del PP deja a César Sánchez seguir por este nuevo camino. Cuestión de tiempo.

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