«La Trama» es el concepto-fetiche que PODEMOS ha puesto en circulación tras Vistalegre II. Una vez sustanciadas las diferencias con el sector de Íñigo Errejón por la vía de mandar a éste al purgatorio, si no al disparadero, «La Trama» viene a sustituir a «La Casta», el significante que orientó la acción de PODEMOS desde antes de su nacimiento como partido político.

Ninguno de los dos conceptos es original. «La Casta» fue empleado profusamente en el contexto latinoamericano para ser rescatada por personajes como Beppe Grillo, el líder populista y antieuropeo italiano, de donde PODEMOS lo tomó. «La Trama», por su parte, tiene también antecedentes latinos; se utilizó en Bolivia, antes del ascenso de Evo Morales, y en la Argentina de E. Kirchner, para pasar a los libros de pensamiento crítico con un matiz académico. En España fue un término utilizado por Manuel Castells, y más recientemente Manuel Monereo (quien junto a Vicenç Navarro forman parte del cuartel general de las ideas de Pablo Iglesias) y, sobre todo, por Rubén Juste que lo eleva a clave de bóveda de su «Historia Herética del Poder en España», uno de los libros más influyentes en la nueva estrategia de comunicación de PODEMOS.

En el relato puesto en circulación por Iglesias, «La Trama» actúa como un «significante vacío», que en la jerga de E. Laclau, el teórico del neoperonismo, viene a ser la metáfora que posee la virtualidad de agrupar subjetivamente a todos los indignados con el sistema, al tiempo que define a éste y lo fija como enemigo a batir.

A diferencia de «La Casta» que según PODEMOS era el compendio de toda la clase política del régimen del 78, «La Trama» estaría integrada, no ya por la clase política en su conjunto (puesto que PODEMOS es parte de ella y detenta parcelas de poder, bien directamente o mediante pactos con otras fuerzas políticas), sino por una especie de red mafiosa de la que forman parte el IBEX35, políticos influyentes de las puertas giratorias, medios de comunicación e incluso jueces, todos los cuales serían de hecho los que gobiernan.

Armados con la metáfora de «La Trama», Pablo Iglesias y los suyos pretenden activar la calle, en detrimento de la institucionalidad, mediante convocatorias de manifestaciones por varias ciudades españolas y europeas. La apuesta revela, sin embargo, numerosas debilidades.

Que PODEMOS se valga de los relatos y sus efectos emocionales en esta época de la post-verdad, -como G. Lakoff, el conocido cognitivista de Harvard, ha mostrado- no es nada nuevo. Pero el relato de «La Trama» es demasiado abstracto y confuso como para suscitar grandes pasiones: Abstracto porque resulta pueril esperar que las masas populares respondan sin más a su conjuro, si no va acompañado de actuaciones y propuestas coherentes. Supone, por otra parte, renunciar a «la batalla de las ideas» que es la propia de la izquierda. Es confuso, además, porque mezcla perfiles y sectores populares muy distintos (algunos inmersos a su vez en otras múltiples tramas), en una línea que está siendo ensayada por otros populismos de derechas en Europa y en los Estados Unidos. De ahí el comentario de Marie Le Pen: «PODEMOS existe en España porque no hay un Frente Nacional».

Las críticas a «La Trama» desde posiciones de izquierda tampoco se han hecho esperar, y son muy esclarecedoras. Se ha criticado, por ejemplo, que Pablo Iglesias contraponga el IBEX35 a los «empresarios patriotas», que según PODEMOS son aliados objetivos en la anunciada operación de desmontaje, cuando en realidad son piezas indispensables del entramado capitalista. Les exaspera que Ramón Espinar y Lorena Ruiz se reunieran días atrás con «empresarios patriotas» en el Foro Nueva Economía compartiendo mesa y mantel. Lo que se les afea en el fondo es que PODEMOS ignore las implicaciones sociales y políticas del sistema capitalista en España y en Europa, y que convierta ese necesario análisis en un folletín por entregas de buenos y malos, honestos y mafiosos.

PODEMOS sigue siendo un enigma. Pablo Iglesias habla de un «patriotismo plurinacional con los que de verdad trabajan aquí, la mediana y la pequeña empresa, y las mujeres (sic).» La ruta que sigue tiene demasiadas concomitancias con otros populismos de derechas. Pensemos que los villanos de «La Trama» son los mismos o muy parecidos a los que apunta el Presidente Trump. No habría que olvidar, sin embargo, que tras la tramoya urdida por Iglesias se cuentan por ahora cinco millones de votos.