Información

Información

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Cúmulo de despropósitos

Lo acontecido en el GP de Catar han sido un cúmulo de despropósitos, no solo en el fin de semana sino que todo lo acaecido desde 2004, fecha en que se inauguró el circuito ha sido un desvarío. La celebración de este GP es una incongruencia. Los 25 millones de euros ?cuatro veces más que Cheste- que los organizadores pagan a Dorna en concepto de canon no justifican todas las incongruencias y tropelías cometidas tratando de justificar lo injustificable.

Más que un recinto deportivo este circuito es el capricho de un jeque del petróleo para satisfacer su ego y llevar al desierto la máxima competición motociclista mundial. Resulta paradójico que haya más gente con una acreditación colgando del cuello en los paddocks de Cheste o Jerez que espectadores en las tribunas de este circuito construido en el desierto en medio de la nada.

Su construcción costo la friolera de 135 millones. y pese a que solo acuden menos de dos mil espectadores (prácticamente como si fuese a puerta cerrada) se empecinan en hacer una carrera nocturna en la que para hacer posible su celebración se ha instalado la mayor instalación eléctrica que existe en un recinto permanente que costó 25 millones y en la que 3.700 lámparas, a distintas alturas, alumbran los 5.380 metros de pista. Para hacernos una idea de esta instalación que ilumina una carrera sin espectadores decir que nada menos que 5,4 millones de vatios de potencia entran en juego cuando se enciende la iluminación con los que se podría alumbrar una avenida desde Doha (capital de Catar) hasta Moscu. Sin embargo no es oro todo lo que reluce y a los constructores de esta obra faraónica se les olvidó construir drenajes y sistema de evacuación de aguas en caso de lluvias en una chapuza digna de Pepe Gotera y Otilio.

El resultado, pues que ya en 2009 se tuvo que suspender la carrera por la lluvia y celebrarse el día siguiente lunes y este año no se pudieron celebrar las tandas clasificatorias para parrilla por estar la pista anegada.

Este campeonato parece el nacional con parrilla de relleno extranjera, pero es el mundial, que no es más que una competición global dominada por los pilotos españoles. Un negocio que hace posible el que Dorna facture más de 200 millones de euros por temporada.

Lo triste es que el espíritu épico de las careras se ha perdido y donde antes había deporte ahora todo se reduce a comercio, beneficio, dividendos e intereses hasta el extremo de que hay muchos pilotos con talento en casa sin poder correr y mucho hijo de papá rico en las parrillas de salida.

Lo último en INF+

Compartir el artículo

stats