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Miguel Vilaplana

Con la miel en los labios

El nuevo reglamento de explosivos abría la puerta a la posibilidad de incrementar la pólvora para las batallas de arcabucería de los Moros y Cristianos, una reivindicación histórica ante la evidencia de que el actual kilo por festero es absolutamente insuficiente, sobre todo en casos como el de Alcoy, que celebra un alardo por la mañana y otro por la tarde. Sin embargo, a la hora de la verdad ha sido como enseñar un caramelo para luego esconderlo, toda vez que las estrictas normas de seguridad, siempre imprescindibles pero en algunos aspectos también inaplicables, van a impedir al menos de momento que uno de los actos más característicos de las fiestas recupere la espectacularidad de antaño.

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