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Los riesgos de Ximo Puig

Era un secreto a voces. Ximo Puig, presidente de la Generalitat y líder de los socialistas valencianos, está al lado de Susana Díaz en la batalla por el control de Ferraz que le enfrenta a Pedro Sánchez con Patxi López en un papel de segundo orden. Todo el mundo lo sabía. Es cierto. Pero también es verdad que hasta ahora el jefe del Consell había mantenido una posición de prudencia, al menos de puertas hacia fuera, en la guerra civil del PSOE. Había evitado una petición expresa de voto a los militantes y, siempre que se le preguntaba, dejaba claro que su absoluta prioridad era la gestión del «día a día» de la Generalitat. Por ese talante que hasta aquí había mostrado Ximo Puig, sorprende que el jefe del Consell haya verbalizado en público su respaldo a la presidenta de la Junta de Andalucía con la decisión de acudir el próximo domingo a su presentación en Madrid en lo que supone además, de facto, un mensaje a todos los afiliados del PSPV sobre el color de la papeleta que deberían coger en esas primarias. Ese paso de Puig, desde luego, hay que enmarcarlo en una dinámica que afecta al PSOE en el conjunto de España. Parece obvio que uno de los dirigentes que prestó su rúbrica para acabar con Pedro Sánchez, «jefe» de una de las federaciones más poderosas del partido y el segundo cargo institucional más importante de los socialistas en todo el Estado no puede quedar al margen de un proceso en el que, ocurra lo que ocurra, el PSOE se juega su supervivencia. Pero también es verdad que esa declaración de Puig va, en parte, contra su hoja de ruta en la Comunidad. Los pactos de Susana Díaz con Albert Rivera en Andalucía y la abstención socialista -avalada por la andaluza- para evitar unas terceras elecciones pero que, a la postre, acabó aupando a Mariano Rajoy a La Moncloa son gestos antagónicos con la apuesta decidida de Puig por un acuerdo de «tú a tú» con la líder de Compromís, Mónica Oltra, con el apoyo parlamentario de Podemos. Y esa posición activa en la guerra del PSOE dificulta, incluso, que en los próximos meses, claves para reformar la financiación autonómica y para la negociación de más inversiones en los presupuestos, Puig pueda colocar en Madrid su discurso de reivindicación de forma tan diáfana como ha hecho hasta ahora: le preguntarán del PSOE y no de la Comunidad. Pero, además, «mojarse» a favor de Díaz obliga a Puig a ponerse a la faena para ganar con solvencia esas primarias en la Comunidad. Los cargos a sueldo del Consell ya se están volcando en las redes sociales. Aunque nadie le cuestionará que dirija el PSPV, si gana Pedro Sánchez, Puig saldrá debilitado y desautorizado. Todo un riesgo.

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