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RITOS DE PASO

Rubalcaba y el coronel Casado

Estos días dedico tiempo, y creo que lo empleo bien, a hablar con militantes socialistas, del norte y del sur, del este y del oeste, y del centro de la Península, es decir, Madrid. Esta semana una de ellas, amiga de la infancia, me dijo con el primer trago del tercer “Old fashioned”: “Rubalcaba es como el coronel Casado” quedé sorprendido pero concernido: acabábamos de leer que el susodicho había declarado que quizás no debería haber sido secretario general del PSOE, o lo contrario. Para que el lector entienda la comparación protohistórica de mi amiga, cito el primer párrafo de un libro de Paul Preston, esencial como casi todos los suyos, “El final de la guerra.

La última puñalada a la república” (Debate, Barcelona, 1914.): “Esta es la historia de una tragedia humanitaria evitable que costó muchos miles de vidas y arruinó decenas de miles más. Tiene numerosos protagonistas, pero se centra en tres individuos. El primero, el doctor Juan Negrín, víctima de lo que se podría llamar una conjura de necios, trató de impedirla. Los otros dos fueron responsables de lo acontecido. Uno, Julián Besteiro, actuó con ingenuidad culposa.

El otro, Segismundo Casado, con una sorprendente combinación de cinismo, arrogancia y egoísmo.” No se me habría ocurrido nunca la imagen especular de Casado frente a Pérez Rubalcaba; pero mi amiga, animada por los efectos del rey de los cócteles, insistió: “es consejero de “El País” y concede una entrevista a “El Mundo” como humilde profesor universitario de química, con fotos y todo ¿a ti qué te parece? ¿no anuncia algo?” mantuve silencio, “y ahora esa actitud protagónica y casi chulesca con lo de ETA, que le pregunten a Eguiguren los palos en la rueda que le puso Rubalcaba cuando hablaba con Otegui y demás cuadrilla” Cambié de conversación “¿Y a quién vas a votar en las primarias?” Sin dudarlo, me contestó “nunca al que apoye Rubalcaba” Así de misterioso es el voto de la militancia socialista, así de ácrata, como diría Felipe González, es la militancia socialista.

Negrín, castigado por la historia, expulsado del partido, una persona íntegra, un canario noble que se dejó la vida en la defensa de la República y la libertad. Casado, el conspirador de última hora, al que Franco agradeció las traiciones prestadas. Julián Besteiro tiene un hermoso busto en el congreso de los diputados. Rubalcaba espera mejor trato. “Es como Casado”, y pedimos la cuenta.

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