Nosotros vamos a cambiar con Pedro Sánchez la indignación que teníamos por la ilusión. La indignación y hastío ante unas prácticas políticas deleznables. El plan que unos mandamases elaboraron y fueron poniendo en hitos de abstenciones, reuniones, declaraciones, trabas, hasta alcanzar la apoteosis de octubre pasado. Cuando ya no sirve porque no nos sirve, el que servía porque nos servía, o eso pensaban de Pedro Sánchez, los profesionales de la política le ningunean. Él, que se creyó que era el secretario general del PSOE; él, que asumió el compromiso con los militantes; él, que se creyó las promesas a los electores; él, que siguió los mandatos del Comité Federal; él, que negoció al pie de la letra la música y entonación de los pactos; él, que apoyó a los de su entorno; él, que antes de traicionarse a sí mismo y a los acuerdos renuncia a los cargos por no aceptar encargos. La lealtad al secretario general es votar con arreglo a lo uno piensa; es proponer lo que se piensa aunque dificulte ganar el próximo congreso; no es votar en contra de sus propuestas en el Comité Federal, eso es legítimo, es segar la hierba bajo sus pies en plena campaña electoral. Retrasar el Congreso Federal y las primarias meses es dar la ventaja a quien puede presentarse en los actos institucionales como candidata potencial. Tanto da sean actos de la FEMP, como de la propia Gestora del PSOE. Es encarecer unas elecciones primarias para unos y dar ventajas para otra. Y dar una ventaja formidable al PP de Rajoy si convoca elecciones.

El indignante pasado es el prólogo del ilusionante futuro. No conocemos a Pedro Sánchez, menos su experiencia de gobierno que no tiene. Pero tiene la credibilidad del que cumple con lo que dice. Del que mantiene la coherencia entre lo que hace y lo que propone. La lealtad a los valores y principios que nos unen a nuestra historia, la del socialismo español, a nuestro pasado, y que plantea una evolución como organización del siglo XXI añadiendo la laicidad, ecologismo, feminismo y federalismo. La propuesta de Pedro Sánchez defiende un modelo de PSOE autónomo de los poderes económicos, unido, vertebrador de la unidad de España, que escuche a la militancia y reconozca su iniciativa y participación directa y representativa y de los jóvenes.

Nuestra ilusión es por el cambio en el PSOE, y en definitiva en la sociedad. Para eso no basta el Parlamento, hay que cambiar el Gobierno. No somos unos ilusos del cambio, sino que estamos ilusionados no sólo con la coherencia de Sánchez; también nos merece credibilidad las propuestas que se recogen en el documento Somos socialistas. Por una nueva socialdemocracia que ha lanzado su equipo para que las ponencias que «se debatan en el próximo Congreso del PSOE sean realmente ilusionantes y transformadoras». Lo que plantea son los perfiles estratégicos de un nuevo proyecto socialista; los retos estratégicos de nuestro tiempo y «un modelo de partido para una nueva socialdemocracia». Para concluir que el PSOE que se necesita es con un pensamiento crítico hacia el capitalismo neoliberal. «Un PSOE que cumple lo que promete, y lo hace con competencia y eficacia. Solo por esa vía construiremos la unidad, solo con este revulsivo lograremos que la mayoría social en España nos renueve su confianza y vuelva a dar su apoyo al PSOE». Y, para ese proyecto, Pedro Sánchez cuenta con nuestro apoyo y nuestro voto.

(*) Suscriben también este artículo:

Gaspar Hernández, Rafael García Meseguer, Rafael Arnau, Javier Vidal, Vicente Urios, Luis Briñas y Antonio Balibrea, militantes socialistas y miembros de la tertulia «La Novena».