«Volver»... Carlos Gardel, el «Zorzal Criollo», bordó aquel bello tango con ecos de añoranza, de nostalgia, de retorno.

No soy muy de la nostalgia, quizás con el pasaje que más me identifico es con aquella parte que dice: «las nieves del tiempo platearon mi sien». Eso sí, canas me han salido un montón.

Han pasado como en el tango, 20 años desde aquel 13 de marzo de 1997. Eran las 10 de la noche en el plató 1 de lo que fue Canal 9, Chábeli Iglesias Preysler se empeñaba en mostrar una ignorancia ilimitada y cierto desdén hacia la fiesta de las Fallas. Aguantó la hija de Julio Iglesias un surtido de tarascadas verbales, desprecios y algún exabrupto hasta que nos soltó aquel legendario: «¡esta gente son gentuza!» y se largó del plató de vuelta a Miami con su cheque bien trincado.

Aquella noche se produjo un Big Bang televisivo de unas dimensiones de las que los que estuvimos allí no fuimos en absoluto conscientes.

Se dijo que era basura televisada pagada con dinero del contribuyente. En favor de Tómbola diré que, según cifras que ha facilitado Ángel Moreno, su productor ejecutivo, cada programa costaba 17 millones de pesetas y recaudaba alrededor de 50 millones en publicidad y derechos. Fue un programa rentable en términos económicos que tuvo grandes audiencias gracias a los que siempre dijeron que no nos vieron nunca.

Tómbola empezó a morir el día que Producciones 52, propietaria del formato, rechazó la oferta de Jesús Hermida, entonces director de Antena 3. Querían quedarse con el programa, con todo el lote. Colaboradores, equipo, presentador y decorado incluidos.

Fue la madre del cordero, mamá putativa de unos vástagos que acabaron por devorarla glotones de audiencia. Salsa Rosa, Dónde Estás Corazón o Sálvame nacieron remedando tómbolas, pero también hay debates de la Sexta Noche y chiringuitos futboleros inspirados en su fórmula.

Nada añoro de lo que pasó, Tómbola supuso también un Big Bang en mi vida, un trueno que lo cambió todo.

Vale, pero ¿que función social tuvo? Ninguna. ¿Ayudó a la vertebración del territorio? En absoluto. ¿Ofreció algún servicio público? Jamás.

Fue zafio, más de lo hubiera querido. Fue deslenguado y procaz, a menudo.

«Le midieron el pene a un invitado», es una de las leyendas urbanas «tomboleras» más reprobadas. Lo que en realidad ocurrió es que Mariñas bromeó con una cinta métrica sobre el presunto tamaño de los atributos viriles de un tal Nico, un italiano vacilón que participó en Gran Hermano, eso fue todo. Nada especialmente educativo, estoy de acuerdo.

Aunque seguro que Lady Bienvenida, aquella mata-hari del Carmen que se dedicaba a enredos británicos de blanco satén, se endilgaba un par de vodkas. Tampoco podría asegurar que marca de tabaco fumaba Pocholo o por qué a Ricardo Bofill le entraban aquellos ataques de risa al final de programa, aunque lo malicio.

En otra noche bizarra, Al Bano le bailó una tarantela a Karmele subido a una mesa y Bárbara Rey se marchó escoltada por un par de tipos. Tras identificarse fueron al camerino de la vedette y la convencieron que desistiera en airear sus andanzas eméritas de alcoba. Un inciso, convendrán conmigo que hay que reconocerle a la señora un notable sentido del humor. Nació Maria García en Totana, se arroga de apellido artístico «Rey» y le pone a su niña de nombre Sofía. Genio y figura.

Sí, todo aquello pasó y más cosas que quisiera no recordar, pero también hubo entrevistas inolvidables, momentos irrepetibles de los que aún hoy se habla y que vieron centenares de miles de espectadores en aquellos siete años.

¿Tuvo tanta audiencia por el morbo entonces? En absoluto, como ya probó en su día la tesis de mi querida Doctora en Ciencias de la Información Maite Mercado. Con un exhaustivo y pormenorizado estudio la doctora Mercado constató que los momentos de mayor tensión y zozobra no se correspondían con los máximos de audiencia.

De hecho la entrevista más vista de la historia de Tómbola fue una charla familiar y entrañable con el recordado Jesús Puente. Y por aquella tómbola del mundo también pasaron Olga Guillot, Juanito Valderrama, Pancho Céspedes, Pepe Sancho, Concha Velasco, Tony Leblanc o Cristina Hoyos.

Así pues, ¿qué es lo que ocurrió y que jamás debió pasar en Tómbola? Que se emitiera por una televisión pública, precisamente.

Veinte años han pasado ¿que veinte años no es nada? No ni poc.