La mejor condición humana es la de estudiante, eso creo. Y lo mejor de lo mejor, estudiante universitario. Si algo aporta cultura y conocimiento es el estudio y el saber.

Los estudios superiores son el lugar donde encontramos, por medio de la curiosidad y el esfuerzo, la respuesta a lo que ignoramos.

Durante muchos años vi cómo el alumnado se interesaba por cuestiones que desconocían o que despertaban su curiosidad. En algunas clases hasta conseguí que sintieran que acabara el tiempo (el mayor éxito de un docente).

Palpé las ganas de saber, sentí que estaban aprendiendo algo que nunca olvidarían, el gusto por la cultura, por el saber por sí mismo. Siempre me dolió esa cantinela de que las letras no tienen salida laboral. Es mentira. La cultura siempre es la que domina el mundo, bien lo saben los cineastas de Hollywood, los guionistas de TV, o los dirigentes de las grandes compañías multinacionales (ninguno de estos es ingeniero en nanotecnología). La cultura, y quien la domina, tiene el mundo en su mano.

Esa cultura es de letras. Internet con todos sus guarismos, sus arañas, sus complejos algoritmos y su indexación, no consigue vencer que sus contenidos sean más sociales que matemáticos. La Humanidad prefiere mayoritariamente el conocimiento histórico que el de los números.

Curiosamente, las carreras de letras se empeñan en hacerse cada día más técnicas y menos humanas, buscando donde no hay. Lamentablemente, en nuestro país, la mayoría de los universitarios sueñan con un puesto cualquiera de funcionario más que en crear iniciativas nuevas, originales que aporten a la sociedad sus conocimientos superiores creando empresas, asociaciones, colectivos o trabajos que respondan a necesidades o innovadoras propuestas. Además, las estadísticas demográficas sitúan la industria del ocio y la formación como prioritarias en las próximas décadas.

Los estudiantes tienen que estudiar. Mientras sean estudiantes. También la Universidad, por edad y genética, es un lugar donde hacer amigos, donde emparejarse, donde descubrir un montón de cosas que otros descubren en otros entornos. Pero, la Universidad se abre al mundo, hay estudiantes de todas partes, hay opciones para todos los gustos, hay ambiente de relajo y libertad. Es un oasis antes de entrar en la vorágine del mundo laboral.

Ese es el error de planteamiento en las universidades y en los estudiantes. Debería ser el lugar donde se aprendiera trabajando, donde no se pusieran límites a las iniciativas, donde el debate y el trabajo en equipo sustituyera a la lección magistral, donde se trabajara con la última tecnologías en las aulas, donde los idiomas fueran trasversales y no las paridas de transversalidad que tenemos hoy. Un lugar que de verdad que enseñe lo que el mercado demanda y solicita. Un lugar sin adoctrinamiento ideológico y de verdadero progreso.

Los estudiantes son los que deberían capitalizar esta batalla, que es la suya. Es su futuro. Nadie lo va a hacer por ellos.