La autovía de Madrid se ha cobrado ya demasiadas víctimas para que nadie haga nada por evitarlo. Por desgracia, que un camión haya volcado en el sinuoso trazado que va de Monforte a Villena comienza a ser algo tristemente habitual. Como también lo son las colas kilométricas, los retrasos y las cuantiosas pérdidas que genera al tejido empresarial la alta siniestralidad de la «cenicienta» de las autovías de la Red Estatal de Carreteras. Los 28 millones de euros anunciados por Fomento hace 12 años para reformar su trazado y dotarlo de más seguridad -léase tercer carril- nunca llegaron. La partida económica debió volcar en alguna de las peligrosas curvas o rasantes de la A-31, y no parece que el Gobierno quiera escuchar la voz reivindicativa de la provincia. Y así pasan los años sin trenes de cercanías ni Corredor Mediterráneo. Dos proyectos que reducirían notablemente el tránsito de turismos y camiones en una autovía colapsada y olvidada. Son demasiadas vidas...
