Si consultamos los estudios para hacernos una idea de cómo usamos los teléfonos móviles en la actualidad, encontramos que acostumbramos a chequear nuestro smartphone cada 7,5 minutos de media; ya sea para comunicarnos, navegar por la web, resolver cualquier duda, entretenernos o trabajar. Los jóvenes de entre 18 y 24 años lo consultan más de 80 veces al día, pero la mayoría de los adultos también asegura que no podría vivir sin él. Además, los españoles somos los europeos que más navegamos por Internet desde los teléfonos móviles. En 2014, en nuestro país, había más de 50 millones de líneas móviles, es decir, más que personas. Cada día, pasamos tres horas mirando la pantalla del móvil o de la tableta. Una visión global nos demuestra que en 2016 funcionaban unos dos mil millones de móviles conectados a la red en el planeta.

Si lo analizamos en base al empleo que hacemos de este inseparable aparato, comprobamos que, consultar las redes sociales, constituye uno de los principales usos. Abrir Facebook, Instagram u otras redes de forma compulsiva, ha provocado ya importantes efectos. Tanto es así que actualmente se considera que el 1,5% de la población mundial es adicta a estas plataformas, y el 21% está en riesgo de serlo.

Por otra parte, varios psicólogos advierten que usar teléfonos inteligentes en forma desmedida no solo vuelve adictas a las personas, sino también menos inteligentes: sin atención sostenida, con poca memoria y baja creatividad. Se ha comprobado que el lapso de atención, definido como la cantidad de minutos sin distraerse que toma a una persona completar una tarea, se ha acortado debido a las tecnologías móviles. El periodo de atención máximo actualmente es en promedio de ocho segundos, cuatro menos que en 2000. Otro experimento encontró que las personas somos incapaces de concentrarnos por más de tres minutos en una actividad. Hay evidencia de que hoy, por culpa de la tecnología, el cerebro forma menos recuerdos a largo plazo. Y es que, cuando sabemos que vamos a encontrar la respuesta en internet es menos factible que generemos un recuerdo sólido de esa información.

Ciertamente, depender de las aplicaciones para solucionar problemas produce el llamado «cerebro perezoso». Un ejemplo es que el 60% de quienes apoyaron a Donald Trump en las recientes elecciones creen que el expresidente Barack Obama nació en un país diferente a Estados Unidos. Esto es el resultado de lo que muchas personas extraen sin demasiado rigor de las noticias falsas que salpican la red.

Ante este fuerte impacto, algunos ya han tomado medidas. Prueba de ellos es que en 2015 se vendieron 44 millones de teléfonos «tontos», para quienes no quieren vivir conectados a internet.