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Joaquín Rábago

La reaccionaria filosofía política del Rasputín de Trump

¿Es el presidente de Estados Unidos, el narcisista Donald Trump, sólo un instrumento con el que su particular Rasputín, Steven Bannon, trata de conseguir sus reaccionarios objetivos políticos?

Es lo que se preguntan Gwynn Guilford y el filósofo Nikhil Sonnad, autores de un ensayo publicado en el portal de internet "Quartz", que analiza sobre la base de sus pasadas declaraciones y documentales la filosofía política del presidente republicano.

Para Bannon, hay tres cosas que garantizan la supervivencia de EEUU: el capitalismo, el nacionalismo y los valores judeocristianos, que están en la base de la civilización occidental.

Pero en este momento, el capitalismo, un principio que ayudó a EEUU a superar "la barbarie" del siglo XX - es decir tanto los fascismos como el comunismo- atraviesa una profunda "crisis".

La cuesta abajo del país comenzó con "la contracultura" de los años sesenta y setenta: fue aquélla "la generación más mimada, egoísta y narcisista" de la historia, a la que Bannon dedicó en 2010 un documental titulado "Generación cero".

Esa generación se dedicó a socavar poco a poco el sistema hasta acabar destruyendo todo lo que sus padres habían construido durante años con su trabajo, su abnegación y todo tipo de sacrificios personales.

Aquellos alegres muchachos arrojaron por la borda los "valores americanos" que habían hecho posible el bienestar de que gozaban y se abrieron a las ideas socialistas.

Para finales de los noventa, la izquierda había conseguido infiltrarse en las instituciones, en el mundo académico y en los medios de comunicación, denuncia Bannon en su documental "Generación Cero", de 2010.

Bannon enlaza con la filosofía política del conservador Edmund Burke, quien, en sus Reflexiones sobre la Revolución francesa, considera que las sociedades no deberían basarse en ideas abstractas como los derechos humanos, la justicia social o la igualdad, sino en tradiciones acreditadas y transmitidas de generación en generación.

La generación de los "babyboomers" se desentendió alegremente de los valores de sus mayores - patriotismo, mesura, religión, patriarcado- en beneficio de ideas de moda como el pluralismo, la sexualidad, el igualitarismo o el laicismo.

Una vez conseguido el poder, las nuevas elites liberales, laicistas y globales , que Bannon llama despectivamente "el partido de Davos" por el lugar anual de reunión de los amos del universo en el llamado Foro Económico Mundial, se dedicaron a explotar el sistema exclusivamente en beneficio propio.

Así, se generó un "socialismo para superricos" concomitante con otro diseñado exclusivamente para los más pobres, mientras no se ha dejado de exprimir a la mayoría del país, es decir a las siempre razonables y esforzadas clases medias.

Otro de los factores que contribuyó a hacer grande a Estados Unidos fue su firme anclaje en los valores de la civilización judeo-cristiana, los únicos que pueden garantizar un trato justo a los individuos.

Los derechos humanos y la sociedad civil no pueden ser ideas abstractas sino que han de fundamentarse en la tradición. Erigir a los pueblos en únicos árbitros de la verdad y la justicia conduce necesariamente a la tiranía.

Para garantizar, sin embargo, que todos aceptan esos valores tradicionales, es preciso, argumenta Bannon, frenar la llegada de inmigrantes que o bien no los comparten en todo o en parte o que tratan incluso de combatirlos.

Pero esto no es algo que interese a esas elites globales, que sólo piensan en enriquecerse y en abrir de par en par las puertas a la inmigración para pagar menos a los trabajadores nacionales.

Para Bannon, señalan los autores del ensayo, la Unión Europea, "sumida en el caos financiero y sin apenas crecimiento económico, simboliza el destino catastrófico de un sistema globalista, cuyas elites no son responsables ante los ciudadanos, que son quienes las eligieron".

Finalmente, el estratega de la Casa Blanca cree en la inevitabilidad de un conflicto a gran escala, algo así como una cuarta guerra mundial, contra el "fascismo islámico", una ideología que para Europa representa, dice, un peligro aún mayor que los fascismos del siglo XX.

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