La última ocurrencia del alcalde de Alicante es hacer un túnel -otro más- para enterrar el tráfico de la Explanada. Y decimos ocurrencia no ya solo porque una vez más no se haya contado con la participación ciudadana sino porque parece que no lo había consultado ni con el resto de los partidos junto con los que gobierna ni tan siquiera con la Autoridad Portuaria bajo cuyos terrenos pretende construirlo. Y no es baladí proponerse gastar nada menos que 30 millones de euros en una obra pública -otra más- no contemplada en ninguna planificación general.

Señor Echávarri, el tráfico motorizado por la fachada litoral de Alicante es un verdadero problema que aísla la ciudad de su puerto y de su playa y que empobrece la calidad estancial de algunos de los espacios más valiosos de la ciudad con una contaminación acústica y del aire deplorables. Sin embargo, este problema no se resuelve a base de ofertar nuevas infraestructuras subterráneas sino gestionando el tráfico y su demanda para evitar que Conde de Vallellano o Juan Bautista Lafora o Loring soporten los más de 60.000 vehículos al día que efectivamente circulan por lo que un día se llamó N-332 y que aún no ha dejado de serlo.

La solución pasa por ofrecer alternativas a los usuarios motorizados actuales del corredor litoral simultáneamente a la adopción de medidas de disuasión del uso de la costa como vía rápida de «circunvalación»: reducción de carriles, gestión de la onda verde semafórica, limitación de determinados movimientos, etcétera.

Las alternativas al tráfico por la costa son muy variadas pero la más sostenible es la mejora del transporte público. Recordemos que la Generalitat tiene gastadas decenas de millones en el túnel -otro más- bajo la Serra Grossa por el que el TRAM podría circular en doble vía evitando el estrangulamiento entre Sangueta e Isleta. Esta infraestructura -cuestionable en su momento pues podría haber discurrido el trazado tranviario en superficie por la avenida Villajoyosa- ya solo está pendiente del necesario equipamiento para dar un auténtico revulsivo al transporte público entre las playas y el centro de Alicante. Una verdadera oportunidad de trasvasar viajeros del insostenible coche al transporte público colectivo, reduciendo el tráfico litoral.

Otra alternativa al paso por la Explanada es terminar de una vez la Vía Parque. Por cierto, señalemos que las obras promovidas por la Generalitat, del tramo de la Vía Parque entre Babel y la avenida de Elche siguen agonizando a un ritmo desesperantemente lento por falta de liquidez autonómica. Sí, señor Echávarri, la misma esquilmada Generalitat que se ha hecho la foto con usted respaldando el gasto de 30 millones de euros en su túnel.

¿Qué pasa en esta ciudad para que nuestros políticos solo piensen en hacer carísimos y prescindibles túneles? ¿Hay algo en el palacio consistorial que induce a un frenesí propio de un topo?

Recordemos que en el despacho del alcalde Díaz Alperi se gestó la modificación del primigenio proyecto de tranvía, previsto en superficie, transformándolo en un túnel -otro más- a 20 metros de profundidad bajo las avenidas Estación y Alfonso X el Sabio así como bajo el Benacantil: 2.000 metros de túnel que multiplicó por 7 el coste de las obras y que nos ha hipotecado de por vida con la gestión de tres estaciones subterráneas que anualmente suponen una factura más que abultada.

También en ese despacho, el señor Díaz Alperi junto con el señor Ripoll y el señor Álvarez Cascos, alumbraron la feliz idea de soterrar el tren a su entrada en Alicante. Una estación soterrada y un túnel -otro más- cuyo astronómico coste ha hecho que la obra se paralice indefinidamente cuando apenas se ha gastado el 25% de su coste total porque ni el Ayuntamiento ni la Generalitat ni el Ministerio de Fomento tienen recursos no solo para terminarla sino tan siquiera para pagar lo ya ejecutado. Mientras, seguiremos sin Estación Intermodal. Sine die.

Pero, en el paroxismo del desenfreno tunelador, incluso en una obra de soterramiento se encontró hueco para proyectar un túnel -otro más- bajo el túnel ferroviario previendo sustituir el Puente Rojo por un paso inferior. Un proyecto despilfarrador de millones de euros. Otro más.

Tunelar, tunelar y tunelar. Siempre lo mismo aunque hay que reconocer que el señor Echávarri aporta la originalidad de proponer un túnel submarino. De esta manera ya tendríamos túneles por tierra, por mar y ya solo falta, ¿por qué no?, por aire.