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F. J. Bernabé

¿Nos estamos embruteciendo?

La última vez que me asomé a esta ventana abierta a la opinión hablaba de lo difícil que es entender algunas decisiones de la justicia. Hacía referencia a la rebaja en la condena al individuo que fue grabado en la entrada de un portal de un edificio de Sant Joan d'Alacant dando una paliza brutal a su pareja sentimental. Y claro, cuando apenas dos semanas después salta a la luz pública otro caso muy similar, esta vez en Benidorm, y precisamente el Día Internacional de la Mujer, no puede uno evitar relacionar los dos casos y hasta preguntarse si el energúmeno que en esta ocasión se lio a puñetazos y patadas con una menor había conocido la noticia de la rebaja de la pena al machote de Sant Joan d'Alacant. Sería muy duro pensar que este animal se sintiera de alguna forma animado por la decisión judicial, legítima, claro está. En este último caso, en el que la paliza fue descubierta por casualidad al revisar las cámaras de seguridad tras un robo en un bar, la condena fue de ocho meses de cárcel -que no cumplirá el agresor al carecer de antecedentes penales-, multa de 600 euros y dos años de alejamiento de la menor. Menos mal que por lo menos no podrá acercarse a la pobre chica que no quiso siquiera denunciar los hechos. ¿No es poca condena para alguien capaz de semejantes hechos? ¿No deberían ser las penas más ejemplarizantes, como para que se lo piensen muy bien antes siquiera de plantearse hacerlo otra vez?

Este año ha comenzado, además, con unas cifras espeluznantes en cuanto a violencia machista, pero también han trascendido imágenes de gran violencia relacionadas con acoso escolar. Algo debemos estar haciendo mal. ¿Nos estamos embruteciendo? Tanta campaña contra la violencia de género, tanto mensaje de «contra el maltrato, tolerancia cero», tantas declaraciones de políticos cada vez que hay un nuevo caso en las que se les llena la boca diciendo que «hay que atajar esta lacra para la sociedad»... La violencia parece que sale barata. Y si no que se lo digan al youtuber MrGranBomba. Al repartidor que le agredió, que la verdad es que repartir reparte, sólo le costará una multa de 30 euros. A lo mejor incluso se plantea darle otro guantazo. Por lo que cuesta...

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