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Camilo José Cela Conde

Algo de lo que hablar

El filón de Trump, el pintoresco y peligroso presidente de moda

Cuesta entender de qué hablaríamos si no existiese Trump o, mejor dicho, si el hoy presidente continuase siendo un empresario de éxito tirando a dudoso, con opiniones misóginas y ninguna intención de ganar la carrera hacia la Casa Blanca. Podríamos hablar, claro es, de fútbol, como hace tanta gente; de la depresión o la euforia de Messi, por ejemplo, pero aunque parezca mentira a no todo el mundo le gusta ese deporte sobre el que Jardiel Poncela se preguntaba por qué no le dan un balón a cada jugador y así no tienen que pelearse. ¿Cultura, tal vez? No hagamos bromas macabras.

Lo que le importa la cultura a quienes mandan -ya sea en términos administrativos o económicos- equivale a la probabilidad de que exista vida en el núcleo del planeta Plutón. Y de ahí, ampliando el círculo de los alérgicos, la indiferencia hacia cualquier asunto digamos culto llega a la sociedad entera. No; hay que hablar de política y resulta complicado imaginarla hoy sin el filón del pintoresco y peligroso presidente de moda, el del pelo imposible y las ideas salvajes. Tanta es la fascinación que genera que quienes antes estaban en contra de él - como los columnistas de la prensa madrileña de derechas- ahora lo adoran. Y los que daban por cierto que jamás podría ganar se agarran en estos días al clavo ardiendo de que, como está loco, terminarán por echarlo. Dios no lo quiera porque, si eso sucede -que no va a suceder-, ¿de qué hablaríamos? ¿De Berlusconi, que no interesa ya ni a los jueces? Yendo a los jueces, el asunto de la sentencia del "caso Nóos" y sus medidas cautelares no permite decir ya nada que no se haya repetido hasta el aburrimiento.

Está eso sí, lo del candidato francés al que han pillado en falta incluso antes de llegar al Elí- seo. Y lo de la saga de los Pujol, que se parece cada vez menos al viacrucis y cada vez más al juego de la oca. No; sin Trump los columnistas nos veríamos huérfanos de inspiración porque el hombre, con su sonrisa como la del anuncio del mayordomo de Netol, es capaz de dar tres titulares, diez editoriales y mil comentarios no ya cada día sino antes de que llegue la hora del Ángelus. Aunque, con la diferencia de meridianos que existe entre Greenwich y Washington, los sobresaltos nos pillen a eso de la anochecida. Con la llegada de la hora de las brujas ya se ha aclarado la incógnita sobre a qué país ofenderá en el día de hoy y cabe ponerse a escribir.

El premio Nobel de Economía Joseph Stiglizt acaba de publicar en el "Guardian", en el "Daily Star" y en otros diarios una especie de hoja de ruta sobre cómo sobrevivir a la era de Trump. Tras hacer un análisis oportuno y sesudo, se limita a concluir que hay que resistir y permanecer vigilantes. Como fórmula de supervivencia, sirve de poco, pero de esa manera aparece una oportunidad más de escribir sobre Trump. Igual que sucede con esta misma columna.

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