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Cubrir el expediente

La UMH acaba de dar carpetazo a la investigación que abrió en octubre del año pasado, a raíz de la denuncia presentada por plagio en la tesis del exjefe del Consell Francisco Camps. ¿Su veredicto? Aunque se ha encontrado un 11% de coincidencias entre el trabajo del expresident y otros textos, no hay nada irregular. De entrada, y sin entrar a valorar si hubo plagio o no -aún hay quien duda, pese al dictamen de la UMH-, preocupa la argumentación que da la Universidad: las coincidencias afectan a material que no está protegido por los derechos de autor, como el BOE, sentencias del Supremo o textos del Parlamento Europeo, así como a citas bibliográficas. En teoría, se supone que el cometido de cualquier tesis doctoral es crear conocimiento. Más allá del porcentaje de similitudes, y de si el autor es Camps u otro, mal vamos si la tabla de medir que utiliza la Universidad para dilucidar situaciones como ésta es que los textos estén o no protegidos por los derechos de autor, porque, entonces, el resultado de ese trabajo podrá ser cualquier cosa menos una tesis. Ahora bien, si hay algo que llama la atención especialmente es que el cotejo de las 629 páginas se haya dejado al albur de un programita informático «antiplagios». Cuatro meses para dar a conocer una resolución que, al final, se ha zanjado en 19 horas con una máquina que podrá entrar en el copia y pega de una frase literal, pero que plantea alguna que otra incógnita respecto a si hace lo mismo con la apropiación de las ideas de los demás. Y eso en un país como éste en el que casi hasta para cambiar una papelera de la calle se crea una comisión de expertos, aunque luego sirva de bien poco. Y, a la sazón, en el marco de un conflicto en una Universidad pública donde, una vez más en teoría, si algo hay son expertos. La UMH, en situaciones como ésta, como reconocía el profesor de Derecho Civil de la Universidad Pontificia de Comillas y experto en casos de plagio Ignacio Temiño, se juega su reputación académica. Actuar tarde y mal, desde luego, no ayuda a construir esa reputación. Y menos ayuda no echarle arrojo, y sólo tratar de cubrir el expediente. De seguir así, mal ejemplo estaremos dándole a los estudiantes. Lo que falta por saber es qué habría pasado si la tesis, en lugar de estar firmada por Camps, hubiera estado firmada por cualquier otro hijo de vecino.

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