En muchas culturas se considera que tener hijas es una desgracia y se prefiere sin ninguna duda tener hijos varones. En antiguo rezo los judíos, al levantarse por la mañana, agradecían a Dios haber nacidos varones: «Gracias, Dios, por no hacerme mujer» (Avodá shebaleu); de ahí venimos. En este 2017, en el mundo, en todo el mundo, se siguen asesinando mujeres, niñas y ancianas. En realidad, ante este genocidio constante, conviene nacer varón. En la especie humana ser mujer es todo un riesgo agregado. Estadísticas hay muchas (hasta hace unos cuantos años no había datos) y todas indican que ser hembra humana implica un riesgo. Los machos asesinan pero muy pocas veces son ellos las víctimas de esta especie de condena a muerte, de estas continuadas, atávicas, ejecuciones.

En los dos primeros meses del año los asesinatos de mujeres se suceden. En un hospital un hombre se arroja por una ventana con una niña de un año diciendo a la pareja antes de saltar al vacío: «Te voy a dar en lo que más te duele». Curioso: es el padre y parece que no lo lamenta, a él no le duele. El machismo sigue gozando de buena salud; recientemente, en los últimos días se han asesinado cinco mujeres. Con motivo de los carnavales se venden disfraces para niñas: en la publicidad que los anuncia aparecen vestidas como prostitutas, según la idea estereotipada que se tiene de estas mujeres. Simultáneamente los disfraces de los niños son muy dignos: policías, bomberos, oficios con los que los publicistas al servicio del status quo no se permiten bromas.

En el Congreso de los Diputados se plantea que estos «feminicidios» deben ser considerados como un problema de Estado. No es decente lo que ocurre en esta sociedad de manera habitual. Es necesario mucho interés político en este asunto y los presupuestos correspondientes para, siquiera, construir un... «muro» para contener tanto crimen (la violencia contra las mujeres es terrorismo). Y asumir también que una parte significativa de la sociedad es cómplice, por parte de los hombres y también de no pocas mujeres.

En el día de los enamorados en las radios se pueden escuchar canciones que dicen «la amé con locura», ¿locura?, no se trata de locura, el machismo no es una enfermedad. De allí que evitar estos crímenes sea casi imposible. En este mundo, dadas las circunstancias, si se espera descendencia, conviene desear que la criatura sea varón, blanco y heterosexual: lo tendrá más fácil.