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José Emilio Munera

Barre Iglesias, gana Rajoy

Entronizado como «macho alfa» -con perdón- de Podemos tras arrasar en Vistalegre II, Pablo Iglesias sigue barriendo en su organización. Arrolló en las elecciones a la secretaría general y ahora lamina cualquier disidencia interna, personificada en Íñigo Errejón, al que manda a galeras a confrontar con la popular Cristina Cifuentes por la Comunidad de Madrid. De momento, la purga ya se ha trasladado a nuestro territorio con el sector pablista en pleno acoso al errejonista Antonio Montiel. Nada nuevo. La vieja historia de la lucha sin cuartel por el poder, que siempre se impone al debate de ideas. Seguimos esperando alguna aportación, siquiera una declaración, de Rita Bosaho, cabeza de lista de Podemos por Alicante incorporada por Iglesias a su consejo de notables. La persecución del errejonismo lleva aparejada una ruptura de puentes con el PSOE para intentar recomponer una alianza de la izquierda frente al PP de Mariano Rajoy, que vuelve a demostrar su condición de resistente y a presentarse como única garantía de estabilidad en tiempos convulsos. Después de asfixiar a Albert Rivera con su «abrazo del oso», el jefe del Gobierno va tan sobrado que se permite apartar a fiscales anticorrupción, como el de Murcia, por vigilar de cerca las presuntas trapisondas del presidente autonómico Pedro Antonio Sánchez. ¡Qué cosas! Ciudadanos está tan desorientado en la periferia, lejos del eje Madrid-Barcelona, que ya no tiene claro ni qué firmó en sus pactos de gobierno en casos de altos cargos investigados. En otras instituciones como el Ayuntamiento de Alicante aún se espera al partido naranja, pese al esfuerzo sin premio del compañero Zardoya. ¿Y cómo quedan los socialistas en este día de la Andalucía de la lideresa Susana Díaz? Descolocados y a la búsqueda de liderazgo -cunde la preocupación en la vieja guardia con la campaña de Pedro Sánchez en las primarias-, llega el momento de hacer campaña a mitad del mandato y al alcalde Gabriel Echávarri le da por sacar conejos de la chistera: desde un macroparque al sur al cuento de la lechera del soterramiento por la Explanada. Cómo estará de desnortada la izquierda que en ese Ayuntamiento persiguen y amenazan a una funcionaria por pedir que se cumpla la Ley del Deporte y ningún sindicato levanta la voz. Lo dicho: a este paso, a Rajoy se le acaban los puros de tanta paz interior y tranquilidad.

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