Los miles de andaluces que viven en nuestro municipio enarbolarán hoy sin duda la bandera de su Comunidad para celebrar el Día de Andalucía, que conmemora la celebración del referéndum que les dio plena autonomía hace más de 30 años. Los colores verde y blanco, que tan familiares resultan a nuestra ciudad por razones deportivas, se dejarán ver en plazas y balcones y, sobre todo, tendrán reflejo en el fondo de muchos corazones.

La Comunidad andaluza ha aportado a Elche miles de brazos de obreros con los movimientos demográficos que comenzaron a producirse desde principios del siglo XX, cuando en nuestra ciudad despegaba la industria alpargatera. Elche pasó de tener poco más de 27.000 habitantes a finales del siglo XIX a rondar la cifra de 230.000 en la actualidad, al dar acogida a numerosas personas procedentes de otras comunidades y, más recientemente, de otros países.

Después de la Guerra Civil, cuando el hambre y la opresión política en España eran acuciantes, la ciudad comenzó a experimentar un fuerte crecimiento con la llegada de numerosas familias en busca de un futuro mejor, atraídas por el trabajo en el sector del calzado. Más de 20.000 andaluces llegaron con sus maletas repletas de ilusiones y dieron cuerpo y vida a barrios como Carrús, El Toscar, San Antón o Altabix, contribuyendo de forma decidida a la expansión del casco urbano.

En todos estos años, Elche ha sabido integrar perfectamente una sensibilidad tan rica como la andaluza y hoy en día el número habitantes de origen andaluz rondará la cifra de 15.000, herederos de aquellos brazos que con tesón lograron salir adelante y de las ilusiones que impulsaron el progreso y el bienestar social de nuestra ciudad. Todos forman parte, por derecho, como cualquier otro ilicitano, del tejido social y cultural de la misma.

Los hijos de andaluces, entre los que me encuentro, se han afianzado e integrado en esta tierra de acogida y entonan con sentimiento las estrofas de «Aromas ilicitanos». Muchos se han convertido en audaces empresarios, eminentes investigadores o exitosos profesionales que con su trabajo diario han sabido conjugar a la sombra de las palmeras el carácter luchador y emprendedor de los ilicitanos con «la Andalucía que se sale por las ventanas, se junta en la tienda del barrio, pregunta por los novios de la niña, se empeña en pagar otra ronda y no te deja volver a tu casa con una sola cerveza en el cuerpo», como escribió el poeta Luis García Montero.

La comunidad andaluza ha aportado a Elche una diversidad y pluralidad que le ha permitido madurar hasta convertirse en un municipio que hoy puede presumir de ser abierto, moderno e innovador. Y en este marco, ha sabido conservar su idiosincrasia. Prueba de ello son las celebraciones anuales del festival de música flamenca, la Feria de Abril, las Cruces de Mayo o la Romería al Pantano, entre otras, impulsadas por la Casa de Andalucía en nuestro municipio. Una forma de evitar el olvido que impone el paso del tiempo y de mantener es poderosa ligadura que les ata a sus costumbres, a su forma de entender la vida.

Y como cada 28 de febrero, hoy nombrarán el «Andaluz del año», cargo que me otorgaron por mis orígenes almerienses, gergaleños para ser más exactos, que he llevado con orgullo durante todo 2016 y que hoy cederé para que otra persona tenga un motivo más que le empuje a luchar por las tradiciones, el progreso y la justicia social. Para sentir el ser andaluz y proclamarlo a los cuatro vientos sin ambages. Gracias por compartir el Día de Andalucía, porque vuestra fiestas es hoy parte de todos nosotros.