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Messi melancólico

La melancolía de Messi es más importante para el Barça que el difícil encaje de André Gomes, el eclipse perpetuo de Alcácer o los extraños titubeos de Busquets. Diría que la melancolía del 10 argentino es un problema a la altura de lo barato que resulta pegar patadas a Neymar, el deporte favorito de los defensas de nuestra Liga. ¿Por qué Messi está melancólico? ¿Qué podemos hacer para que Messi vuelva a ser el que casi siempre es? Tranquilos. Debemos entender la melancolía de Messi en sentido hipocrático, así que se trata de un padecimiento, no una enfermedad. La culpa de la melancolía de Messi la tiene un desequilibrio en la mezcla de humores que no está relacionado con el carácter, sino con el temperamento. Así, es casi seguro que el gol de Messi en los últimos minutos del partido contra el Atlético Patadas de Madrid ha restablecido el equilibrio porque los dirigentes del Barça saben que tendrán que aflojar la extravagante pasta que Messi y familia piden para renovar. Y eso alivia mucho la melancolía. La melancolía a la manera de Hipócrates que padece -o padecía- Messi no tiene que ver con el carácter, que es algo que se hereda y, por lo tanto, no varía, sino con el temperamento, que no es una marca fija, sino un estado y, por lo tanto, puede cambiar. Un desequilibrio en la mezcla de humores (dinero, victorias, respeto de la afición y más dinero), es decir, en el temperamento de Messi, puede desencadenar un padecimiento melancólico que lleve al mejor futbolista de la historia a no celebrar un gol decisivo ante el Leganés y a moverse en la primera parte en el Calderón como un alma (más bien un cuerpo) en pena. Pero, así como un cambio brusco en la proporción de calor, frío, sequedad y humedad provoca un cambio en la temperatura, ese gol de la victoria casi al final del partido después de un rebote puede provocar un cambio brusco en el temperamento de Messi que es imprescindible para intentar que la proporción de humores lleve al Barça al milagro ante el PSG. La melancolía de Messi no es un problema del alma, sino del cuerpo. Un problema relacionado con las relaciones entre los humores futbolísticos y con las operaciones a las que se les puede someter, desde purgar el interés del Manchester United a enfriar las críticas a un equipo que todavía tiene crédito. Las patadas a Neymar son otra cuestión que, por desgracia, no tiene nada que ver con la melancolía.

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