Con la sangría de mujeres asesinadas que llevamos desde que comenzó 2017, creo que el Gobierno del PP se encuentra muy cómodo. Les podrá parecer fuerte esta afirmación, pero a tenor de las declaraciones de la Ministra de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad este pasado jueves en el Congreso de los Diputados en la sesión de control al Gobierno es difícil pensar otra cosa. Afirmó la ministra que acabar con la violencia de género es una prioridad del Gobierno y, quitando importancia a los progresivos recortes en esta materia desde que el PP gobierna, dijo que el machismo no se acaba con más dinero, sino con más educación, más sensibilidad social y más valores. Y me gustaría saber a mí qué narices han hecho en ese sentido. Ya las reformas de Wert a la Ley de Educación se encargaron de suprimir los escasos contenidos para la formación en igualdad de mujeres y hombres, dando además por buena la educación segregada por sexos (como si en algún ámbito de la vida viviéramos mujeres y hombres separados) y evaluable la asignatura de religión, que no hay que explicar que no fomenta, precisamente la igualdad. Lo de la sensibilidad social, no sé cómo no se le cae la cara de vergüenza a la Ministra, si el Gobierno es el primero que mira a otro lado, ignorando la cantidad escandalosa de asesinadas por la violencia machista. Respecto de los valores de este Gobierno?mejor será correr un estúpido velo.

Digo que se encuentra el PP muy cómodo porque la cantidad de asesinadas por sus parejas y exparejas, que son los únicos supuestos que la actual ley contempla, oculta otras formas de manifestación de la violencia machista que el Convenio de Estambul (ratificado por España) obliga a reconocer y que parece que no tienen prisa alguna en adaptar a nuestro ordenamiento interno. Aunque se ha reconocido en virtud de este convenio que los menores pueden ser víctimas de la violencia machista, tal y como sucedió el pasado 3 de febrero, cuando Aramis, de 18 meses, fue asesinada por su padre, no parece que se hayan enterado de que las y los menores se utilizan como medio para seguir ejerciendo la violencia contra las mujeres. Habrá muchas mujeres que no denuncien la situación de violencia que sufren; que lo único que quieren es poner distancia por medio con el maltratador, pero éste tiene una herramienta que le sirven en bandeja de plata: la custodia compartida. En el pasado Congreso Nacional del PP (cuando ya Aramis había sido asesinada por su padre), a instancias de Isabel Bonig, presidenta del PPCV, se aprobó una enmienda a la ponencia social para que la custodia compartida se establezca en el Código civil como sistema preferente. Y sin despeinarse.