El vasco Juan Carlos Ramírez afirma que no tiene dudas de la profesionalidad de Luis García Tevenet y que, por tanto, tiene todo su apoyo, para acabar su discurso deslizando una duda sobre la continuidad del técnico, dejando todo al albur de lo que se haga en el encuentro contra el Lleida. Nadie duda de que el entrenador sevillano ejerza su oficio poniendo todo su empeño en hacerlo lo mejor posible, lo contrario sería tan destructivo para él como para quien le contrató, pero la profesionalidad es otra cosa. De entrada es una cualidad, elemento distintivo de la persona por algún motivo, en este caso en el terreno de lo positivo. Pero la condición sine qua non para ser poseedor de una profesionalidad reconocida, sin duda es ejercer la actividad con capacidad y aplicación relevantes. Y aquí es donde la afirmación del dirigente herculano falla, pues hasta el momento por los resultados y clasificación actual, ciertamente momentánea pero susceptible tanto de mejorar como de empeorar, la profesionalidad de Tevenet en el curso que nos ocupa, temporada 2016-17 y dirigiendo al Hércules, está en entredicho. Con más de dos tercios de jornadas ya disputadas, lo que mide su capacidad, los resultados, son distantes de lo esperado y distintos de lo planificado. Primera parte de la definición que no cumple el técnico herculano. En cuanto a la aplicación relevante, no se percibe por parte alguna en su trayectoria por el club alicantino. No se ha aplicado debidamente el sevillano, no ha puesto debidamente en práctica sus teóricos conocimientos futbolísticos al servicio del rendimiento de la plantilla, y si lo ha hecho sus efectos dicen lo contrario, o son escasos, o no los ha sabido explicar. Pero quizás, lo determinante de esta perífrasis balompédica, es la relevancia que exige la profesionalidad bien ejercida. No hay nada que pueda ser considerado sobresaliente, destacado, significativo, importante en sentido positivo en el trabajo de Tevenet en estos 26 partidos de Liga, más bien todo lo contrario. Sus decisiones, alineaciones, declaraciones y puesta en práctica de sus métodos, si por algo se han caracterizado es por su consideración errática.Para demostrar su profesionalidad, o sea su trabajo bien hecho, Tevenet tiene un primera cita en Lleida, en la que ganar es prioritario, pero además debe transmitir a la plantilla y afición, que aún siendo harto difícil el equipo puede aspirar a quedar primero y debe luchar para ello con todo su empeño de aquí a final de la liga regular. Partido a partido, victoria a victoria, de tres en tres puntos, sin más experimentos con gaseosa, y con una fe inquebrantable en sus jugadores, dejando de buscar excusas de mal perdedor como la de la fuerte presión ante una exigente afición. Él, y los componentes de la plantilla sabían perfectamente que ficha por el Hércules en Segunda B, no era lo mismo que hacerlo por cualquier otro equipo del grupo. Aquí por historia solamente hay un objetivo, el ascenso. Ojala el primer paso se dé ante el Lleida. La bronca de Benito Floro a sus jugadores todavía debe resonar en el vestuario visitante. Todo un reto para un entrenador en la picota. La profesionalidad se demuestra andando, en este caso jugando y ganando.