Hace unos días, se intentaba alarmar de nuevo al conjunto de la sociedad a través del discurso del miedo, esta vez de la mano del Banco de España, alabando la idea de la necesidad de aumentar la edad de jubilación más allá de los 67 años.

De nuevo la idea, de manera intencionada de intentar asustar injustificadamente a la población para pretender trastocar la estructura social a la que se llega después de años de aportación activa a la Seguridad Social. El señor Linde, gobernador del Banco de España, en sus propuestas, defendía la reforma unilateral de las pensiones llevadas a cabo por el Gobierno en el año 2013, y proponía además alargar la edad de jubilación, fomentar planes de pensiones privados sin pensar y tener en consideración, que el 30,69% de las pensiones por el régimen general en el caso de nuestra provincia, son mínimas, es decir no llegan alcanzar 600 euros. Con estas cuantías irrisorias que solo sirven para intentar sobrevivir, pretende el gobernador que recaiga una vez más el peso de la responsabilidad del disfrute de una pensión de jubilación sobre los hombros, el esfuerzo y el agotamiento de tener seguir viviendo para trabajar.

De nuevo el discurso, esta vez sin tapujos, de querer hacernos ver que las pensiones sólo se pueden mantener si individualmente te haces responsable de ellas, con la única intención de romper lo que queda del Estado del Bienestar.

Una vez más, existen más que motivos suficientes para dar respuesta más allá de las fronteras de las empresas, para expresar nuestro rechazo rotundo al abismo que, como sociedad, nos han sometido las políticas neoliberales del Partido Popular y cuyas consecuencias no son otras que la precariedad del mercado laboral que tiene, rostro de pobreza y la desesperación de cientos de miles de familias en las que la esperanza de un futuro mejor se desvanece a pasos agigantados.

A pesar de que las cifras estadísticas nos dicen que la economía crece, y que el Gobierno lo repite una y otra vez como un mantra, la realidad es que ahora las mismas estadísticas nos revelan que en la provincia de Alicante de cada cuatro personas paradas dos llevan más de un año buscando un empleo, que el empleo creado es cada vez más efímero, porque se firman uno de cada cuatro contratos con una duración de siete días, lo que provoca una situación que lleva aparejada una inestabilidad e intermitencia en las cotizaciones a la Seguridad Social, provocando unas prestaciones inmediatas cada vez menores y por consiguiente unas futuras pensiones irrisorias.

Como UGT, exigimos que nuestro país tiene que reconstruirse sobre valores de progreso, de igualdad y de democracia, y por ello para nuestro sindicato no es aceptable un modelo de crecimiento abanderado por la precariedad, siendo necesario derogar las reformas laborales, fijar un diálogo no en abstracto sino efectivo que abra las puertas a materias sociales, que determine acciones concretas que beneficien al conjunto de la ciudadanía.

No podemos permitir que el abismo de la precariedad nos asuste, por muy inmerso que estemos en él, por ello, tenemos razones para decir stop al encarecimiento de la vida, stop a las políticas que favorecen la desigualdad y hacen aumentar los niveles de pobreza.

UGT y CC OO hacemos un llamamiento a participar en las próximas movilizaciones. Mañana, día 22 de febrero, tenemos una cita en la calle para exigir soluciones concretas con el objetivo de luchar contra la pobreza, que es la consecuencia de las erróneas políticas aplicadas por las reformas laborales, por los decretos que han regulado los recortes de derechos, por la pérdida de poder adquisitivo que no dejan llegar con dignidad a final del mes, a pesar de tener un empleo.

Este día, estaremos exigiendo no sólo al Gobierno y al Parlamento, sino también a las empresas, la creación de más y mejor empleo, el aumento de las subidas salariales entre el 1,8 y el 3 por ciento, la revalorización de las pensiones estableciendo el IPC como índice de actualización, la aprobación inmediata de la renta mínima que hemos propuesto los sindicatos para atender a todas aquellas personas vulnerables que no pueden esperar más, la derogación de las reformas laborales, la erradicación de la brecha salarial que continúa dañando de manera particular a las mujeres y por nosotras, las mujeres, la necesidad de que exista más allá de la voluntad política un pacto de Estado real contra la violencia machista, que en lo que llevamos de año, tan sólo dos meses, han asesinado a 12 mujeres y una menor por el mero hecho de ser mujer.