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Tenemos a Mike Hammer

A veces hay que hacer caso a Séneca cuando dice, en sus "Cartas a Lucilio", que es bueno visitar el territorio enemigo no como tránsfuga o desertor, sino como explorador. Después de la madre de todas las derrotas ante un equipo tan "chic" como poco dado a las grandes gestas como el París Saint-Germain, toca llamar a la puerta no de la estética ni de la ética, sino de la épica.

Y, si hablamos de épica, nada mejor que adentrarse en territorio merengue no como tránsfugas o desertores, sino como exploradores. ¿Cómo funcionan las remontadas del Real Madrid en la Copa de Europa? ¿Qué hace que noventa "minuti" en el Bernabéu sean "molto longos", como decía Juanito antes de convertirse en el espíritu al que invocan los madridistas en las grandes remontadas?

¿En qué consiste esa dichosa "magia" del Bernabéu de la que tanto hemos oído hablar? Vamos a ver. Ya he vuelto. He explorado el Bernabéu y no he encontrado nada especial o, al menos, nada que no tengamos en el Camp Nou. Un estadio impresionante, un equipo fantástico, una afición dispuesta a animar y desmentir su fama de público de ópera, un resultado adverso que imprime al partido ante el PSG un carácter épico digno de ser cantado por Homero, un estado general de las cosas que ya ha firmado el acta de defunción del Barça de Luis Enrique y que incluso ha abierto la tumba para enterrar a un equipo en el que juega un tal Messi, y un grupo de jugadores con ganas de escribir una de esas páginas futbolísticas que leerán generaciones y generaciones de culés.

¿Es suficiente todo eso para meter cinco coles al equipo de Unai Emery, teniendo en cuenta que el Barça no tiene un espíritu como el de Juanito al que poder encomendarse? Sí, porque el partido Barça-PSG cumplirá las condiciones, adaptadas al fútbol, que exigió el escritor Mickey Spillane para dar el visto bueno a una serie protagonizada por el detective Mike Hammer: debería rodarse en Nueva York, Hammer tenía que estar siempre rodeado de bellas mujeres, y su arma tenía que ser del calibre 45 y no del 38. Pues eso.

El partido Barça-PSG se jugará en el Nueva York culé, Messi estará rodeado de bellos jugadores dispuestos a todo, y la MSN saldrá con un calibre 45, y no con el calibre 38 del Parque de los Príncipes. ¿El espíritu de Juanito? No nos hace falta. Tenemos a Mike Hammer.

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