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José Emilio Munera

Agotados los paraguas

Tevenet se cayó ayer con todo el equipo frente al Badalona. Dos hechos como dos síntomas explican esta última semana negra de hundimiento progresivo del Hércules, que vuelve a salir de la zona de promoción y acumula ya la friolera de 10 derrotas en 26 partidos. Cuando se acerca el tramo decisivo de la temporada, esos dos síntomas recientes del desplome blanquiazul son el cambio de discurso del entrenador sevillano tras la gris victoria por 0-2 en Elda y la apuesta por Lolo contra viento y marea. Acuciado por los malos resultados, los nervios y la tensión, Tevenet cambió en el Pepico Amat su habitual retórica analítica y constructiva por un discurso a la defensiva y de la resignación. Un poco en el estilo de Luis Enrique Martínez en sus horas bajas en el Barça. «Estos son los jugadores que tenemos y con ellos hay que intentar subir. Y al que no le guste, que se compre un paraguas», sentenció el técnico tras salvar su primer ultimátum, entre dolido y retador. En ese encuentro ante el Eldense, al igual que ayer, se vivió el segundo síntoma de la descomposición: Lolo en el mediocentro con Checa: doble pivotazo en casa del colista, la misma apuesta que ante el Badalona, a pesar de sus limitaciones para crear juego, pero con la bendición del apoderado Juan Carlos Ramírez, metido de pronto a secretario técnico para respaldar al entrenador. Nadie duda de la calidad del exjugador del Elche, fichado como central pero alineado en la zona ancha. Sin embargo, Lolo no está en forma, ni tiene ritmo de competición. Su inclusión con fórceps en el «once» va de la mano del olvido casi definitivo de otros jugadores como Juanma Espinosa, David Mainz, Berrocal u Omgba, al tiempo que seguimos sin saber a qué juega este equipo o, sin ir tan lejos, quién es el portero titular si no hay lesión de por medio. Salvado por la campana de las dificultades económicas de la entidad y con el crédito bajo mínimos, Tevenet se la vuelve a jugar el sábado en Lleida. No invita al optimismo este Hércules sin alma, liderazgo ni carácter -como reconocen en los propios despachos de la entidad-, incapaz de remontar ni un solo partido, ni de ganar a ninguno de los ocho rivales directos en la lucha por el ascenso. Con la institución en plena convulsión financiera y societaria, el equipo se le ha ido de las manos a Tevenet y en el Rico Pérez ya se han agotado los paraguas y la paciencia. Mucha suerte en Lleida, míster.

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