Lunes
PARECIDOS RAZONABLES
Matinal doble de cine dominguero en Madrid. En La Caja Mágica, adaptación apoteósica de «La, la, land» con una escena final en la que las siluetas de Rajoy y Cospedal bailan entrelazadas sobre el amanecer luminoso de una legislatura en la que comerán perdices hasta atragantarse. En la sala de Vistalegre, reposición de «Holocausto caníbal", un añejo título que garantiza salpicaduras de sangre a los espectadores situados en primera fila y arcadas a los del gallinero. Mientras Rajoy y Cospedal se deslizan grácilmente ante la complaciente sonrisa de los pajes del nuevo comité, el telón cae en Vistalegre y Errejón compone el gesto solemne de quienes han jugado y perdido y ahora aguardan el momento de ser conducidos al patíbulo. Hay una fotografía de los dirigentes de Podemos tras su asamblea fundacional asombrosamente parecida a otra de los líderes bolcheviques antes del triunfo de la revolución rusa. Ambas son festivas y de encuadre idéntico, con un grupo de pie, otro acuclillado y un tercero tumbado en el suelo. La mitad de los protagonistas de la primera son «errejonistas»; casi todos los que aparecen en la segunda fueron fusilados por uno de los sonrientes rostros de la imagen.
Martes
A LA CAZA
Me equivoqué presumiendo que el marujeo televisivo de la capital no prestaría atención al crimen de Alicante. Es verdad que no se han abalanzado como lo hubiesen hecho si alguno de los implicados fuera Grande de España o una de las fortunas del extrarradio madrileño, pero hay que admitirles cierto pundonor al intentar exprimir una tragedia que les coge muy lejos metafórica y geográficamente y cuya única extravagancia hasta el momento ha sido un magrebí que la tarde de autos entró a comprar un coche y fue el primer sospechoso por un motivo tan viejo como los Grandes de España: ¿Un desharrapado con 4.000 euros para comprar un coche en un concesionario en el que los tapacubos de cualquier modelo cuestan más? Sin embargo, la hipótesis del robo había sido descartada y por otra parte no todo el mundo sabe el precio de un tapacubos. Centrémonos en el yerno. Aquí se advierte una exquisitez impropia del subgénero y dosificada a regañadientes en el plató. Es evidente la tentación de comenzar a hablar en francés: «cherchez la femme». En este caso, «les femmes».
Miércoles
VIGILAR AL VIGILADOR
La irrupción del Banco de España en el recurrente tema de las pensiones coincide con la imputación de tres de sus ex -directivos por la salida a Bolsa de Bankia. Recapitulando brevemente, Bankia lanzó la oferta de acciones cuando sus achaques contables hacían quimérico que los compradores pudieran no ya rentabilizar sino recuperar su inversión. El juez instructor considera que la pasividad del Banco de España es penalmente llamativa ya que su misión es velar por el sano funcionamiento del sistema financiero y conocía forzosamente la situación de Bankia. Ahora ha puesto sobre papel timbrado las certezas íntimas de incluso un pastor tibetano aislado en el Himalaya. En este doloroso contexto debe entenderse que el gobernador hoy sólo quisiera hablar de pensiones en el Congreso, los periodistas preguntarle por Bankia y el Gobierno que no hablase de lo uno ni de lo otro. Adviertan la paradoja sulfúrica de que el gobernador ande cabizbajo ante el incierto porvenir de los futuros pensionistas, que no son de su incumbencia como le ha recordado De Guindos, mientras un juez afea a su predecesor haber abandonado a otros ahorradores, los de Bankia, que sí lo eran.
Jueves
MUÑECAS RUSAS
En la primera versión de «El mensajero del miedo», los soviéticos capturan a un soldado norteamericano en una escaramuza de la guerra coreana al que liberan tras haber programado su cerebro para que actúe como involuntario agente comunista cuando regrese a Estados Unidos. Este «topo» es hijo de una senadora y se le augura una fructífera carrera que puede llevarle a la vicepresidencia. En la segunda versión, los soviéticos son sustituidos por una tenebrosa banda de políticos locales que manipulan a un héroe de la Guerra del Golfo. Siempre dispuestos a apurar las posibilidades de un buen guión, los norteamericanos comienzan a sospechar que Donald Trump protagoniza la tercera versión de «El mensajero del miedo», un pelele vocinglero al que maneja una conspiración de Wall Street, el «lobby» militar y Putin. El matiz tal vez infravalorado por los guionistas es que la criatura puede adquirir vida propia y afrontar una crisis internacional en el restaurante de un club de golf o desvelar secretos de Estado en uno de sus coléricos tuits. Y arruinar la película.
Viernes
DURA LEX
La lectura de los mil folios de la sentencia del «caso Urdangarín» no se encuentra entre mis inmediatos proyectos, pero caben algunos
brochazos provisionales. Hace cinco o seis siglos, lucrarse a costa de los vasallos era una actividad tan obligada como respetable de los ungidos por el privilegio de la sangre (o del matrimonio afortunado); hace dos siglos, Urdangarín habría sido guillotinado, linchado, fusilado o embadurnado con brea y betún; hoy, el ciudadano Urdangarín ha sido condenado como cualquiera de sus homólogos. Una sentencia ejemplar, dicen. También un ejercicio de precisión digno del mejor cirujano plástico de Hollywood. Desde luego, la infanta queda majestuosamente exonerada; en cuanto a su marido, el fallo se aproxima más a las peticiones de la defensa que a las de las acusaciones y no es probable su ingreso en prisión hasta que se resuelvan los recursos, algo que probablemente ocurrirá cuando la dinastía se haya extinguido. La Justicia es ciega, aunque de vez en cuando echa una mirada de reojo.
