Es un hecho que hay un retraso en la aplicación de la ley de Memoria Histórica del 2007 y que muchas ciudades arrastran denominaciones franquistas que no renombraron en los años 80; afortunadamente se ha notado la reactivación estos dos últimos años, dando paso a la retirada de todo signo de exaltación de la dictadura franquista. Oportunidad para que la gente conozca su pasado y recupere unas personalidades y otras «figuras» pasen a los libros de historia. Probablemente lenta aplicación por ser cuestión sensible y emotiva esto de eliminar calles de un bando y los sistemas para elección de nuevos nombres.

Más allá de la anómala situación de Alicante encuentro varios ejemplos de grandes poblaciones de distinto color gubernamental que en este último año han modificado calles a tenor de la citada ley.

Así, por ejemplo, en Santander, tras la purga de la pertinente comisión, se llegó a un consenso para el cambio en una primera tanda en el pleno de mayo de 2016 con 6 nombres, retirada de 2 monumentos y ajustes en otras tantas, como la calle del alzamiento, incluyendo «1808», o añadiendo «Rio» a la calle Ebro (¿les suena?). Parte de la oposición (ganemos e IU) ven insuficientes los cambios aprobados, y todavía hay callejero que trabajar. En años anteriores también hubo algunas sustituciones como en 2015 con la Avda Carrero Blanco por Severiano Ballesteros.

En Sevilla ya se eliminaron 19 calles en 2009 a tenor de la citada ley, y en el referido 2016 por unanimidad plenaria llegaron más cambios, pues el 4 de abril se renombraron 6 calles, aunque solo 2 en virtud de la retirada de representantes franquistas, como era la Avda. del exministro J.Utrera Molina y la calle Tomás Murube.

Por último, Madrid, la cuestión es más compleja y curiosa; tras aprobar a finales del 2015 en pleno un plan integral de aplicación de la memoria histórica, se acometen algunas controvertidas medidas a principios de 2016 por parte de la concejal de cultura (como la retirada de la placa monjes carmelitas o el monolito al alférez provisional) , la alcaldesa decide asumir las competencias y gestionar el plan desde un comisionado negociado con la oposición, en esta segunda fase se determina que serán eliminadas treinta nombres, y ya se pasa a las propuestas para sus nuevas denominaciones, la aprobación está a expensas de la modificación de una ordenanza y, así, poder votarlo en Pleno municipal.

En los tres casos veo ciertas similitudes, se empieza con un gran listado presentado por una comisión de expertos y/o juntas de distrito. Se realiza los ajustes pertinentes con calendario de participación y una comisión plural para, a continuación, llevarlo a pleno. Por último se dejan fuera otras no consensuadas para posteriores presentaciones, haciéndolo en un proceso escalonado.

¿Y en Alicante?, a mi personalmente me hubiera gustado cambiar las más de 100 calles con las que se inició el proceso de la comisión, con certeras aportaciones de la Comisión Cívica y de Alicante Vivo. Además habría así lugar para el reconocimiento y espacio para más ilustres, dotando al callejero de una perspectiva pedagógica, pero soy realista y se que todas las partes deben ceder y que alcanzar un consenso o mayorías es un acto de responsabilidad.

Por otro lado,tampoco es sano la eterna espera, como pasa en Murcia. Verán, allá por el 2002 registré en la localidad vecina la propuesta de una calle para mi bisabuelo, Bienvenido Santos Borrego, Diputado y último Alcalde republicano de la ciudad; para que se hagan una idea, su homólogo en Alicante sería Lorenzo Carbonell. Tres años después, el grupo socialista recupero aquella solicitud, se negoció (en democracia se negocia y mucho) su inclusión en un pleno de mayoría del PP y se aprobó por unanimidad. A día de hoy todavía no se ha colocado placa en calle alguna para el que dio su vida y su libertad por la república democrática en aquella ciudad que le desterró, acabando su familia en Alacant. Entiendo que todo renombramiento de un vial requiere un proceso también posterior; presupuesto, ajustes en estadística, etc, pero ¡12 años!. La tramitación hay que hacerlas sin prisas, pero sin pausas. No esperaba el mes justo que en Alicante paso desde su aprobación en junta a colocar la primera placa, ni siquiera los 2 meses transcurridos en Sevilla o los 3 de Santander.

Espero que la futura Ley de Memoria Democrática y para la Convivencia de la Comunitat Valenciana aclare el proceso para modificar las calles que la ley del 2007 no hizo. Lo que parece claro es que para recuperar la memoria y valores de una maltratada republicana, así como renovar el callejero urbano lo ideal es hacerlo con un sentir y formas precisamente democráticas, que es una digna forma de homenajearla.