El pasado 3 de febrero el Gobierno tripartito de la ciudad de Elche decidió (merecidamente) dedicar una calle a Andreu Castillejos. Su vida, su legado, su trayectoria, su pasión por esta ciudad son motivos más que sobrados para este reconocimiento que comparto y que considero necesario. Ahora bien ¡qué cosas tiene la vida, o, mejor dicho, qué cosas de la vida estropea la política! Para ese homenaje deciden sacar del callejero de Elche a José María Pemán. ¿Argumento? Ley de Memoria Histórica: «Pemán era franquista».

Estoy seguro de que usted, lector, indistintamente de cuál sea su significación política, comprenderá mis argumentos para calificar esta decisión de despropósito. Argumentos que me han llevado a escribir estas líneas. Además, convendrá conmigo que esta resolución es prueba de algunas cosas... y ninguna buena. Vayamos por partes.

José María Pemán tiene una calle en Elche por haber sido uno de los más fervientes defensores de la grandeza de La Festa en el contexto de la España de la posguerra. No hay otro motivo. Pemán fue, junto con Eugenio d'Ors (teniendo en cuenta el nivel intelectual de nuestros gobernantes no me extrañaría que fuera el próximo «purgado») promotores de la Junta Nacional Restauradora del Misterio de Elche y sus Templos, lo que luego sería el Patronato Nacional del Misterio de Elche. Fue el propio Pemán el que se implicó en la creación de la Revista «Festa d'Elig» y gracias a su empeño ésta se convirtió en un referente nacional con el que profundizar y conocer mejor esa joya que, milagrosamente, seguía viva en nuestra ciudad. En la citada revista, de una calidad sin precedentes y, sin duda, la mejor publicación científica e intelectual que esta ciudad ha motivado, encontramos artículos del propio Pemán, de d'Ors, Azorín, Aleixandre, Joan Fuster, Cela. Pemán visitó Elche un buen número de ocasiones. En la página web de la Cátedra Pedro Ibarra se puede hasta consultar, en archivo sonoro, la conferencia que Pemán pronunció en Elche sobre la Asunción de María, Elche y el arte en la flamante sede de Peña Madridista. ¡Nada menos! Él mismo fue promotor de los actos del 650 aniversario de la Reconquista de nuestra ciudad en 1966 ¿No hay motivos para que mantenga su calle?

Sí, Pemán, junto con otros intelectuales de nuestro país y un grupo de ilicitanos apasionados (junto con la devoción incansable del pueblo de Elche), fue el verdadero restaurador de nuestro Misteri tras la Guerra Civil. Pemán fue el promotor de la verdadera etapa dorada de nuestra Festa en el pasado siglo en la que, en agosto, algunas de las personalidades más destacadas del mundo literario de España acudían a nuestra basílica a presenciar la celebración asuncionista. Don Alberto Asencio, don Juan Orts Román, don Antonio Pascual Ferrández, el gran Sixto Marco, Óscar Esplá, don José Ferrández Cruz, don Antonio Serrano y otros muchos se llevarían las manos a la cabeza al saber que todos estos méritos no son suficientes para que Pemán siga teniendo una calle en Elche. Y ¿saben por qué se «debe» quedar sin su calle? Pues porque, a pesar de todos estos motivos, a pesar de su trabajo incansable por La Festa, José María Pemán «era franquista», según quienes nos gobiernan.

El argumento esgrimido es desalentador; pero aún más desalentador es que un político local que ama a su ciudad con todas sus fuerzas use ese argumento para quitar una calle a alguien que tanto hizo por esa ciudad que tanto debe amar ese gobernante.

Conocí a Andreu. Tuve el honor de recibirle en el despacho de Cultura en distintas ocasiones. Hablamos de muchas cosas. Yo sentía y siento profundo respeto por él y me sentía también respetado por él. Conversamos sobre la ciudad, sobre el arte y las vanguardias. Hablamos de su estancia en Cuba, de nuestra militancia política y de nuestra forma de ver la vida. Yo apenas tenía treinta años y él, entonces, era un verdadero maestro de la vida. Creo que construimos una amistad fundamentada en el respeto. Estoy convencido de que, desde ese respeto inmenso que Andreu sentía por todos, no querría que para dedicarle una calle el Ayuntamiento eliminara a Pemán del callejero. ¿Saben por qué lo creo? Paradojas de la vida: a ambos les unía el amor por La Festa. Uno la entendía como un gran monumento de Fe en la Asunción de María; el otro como una manifestación genial del alma de esta ciudad; pero ambos encontraron en el Misteri un espacio para la concordia, para el respeto, para la comprensión y hasta para el perdón y la redención.

Señores y señoras del Gobierno de Elche: recapaciten. Castillejos bien merece un homenaje, el más grande, pero NO a costa de eliminar de nuestra ciudad a un hombre que siempre, siempre hizo de su amor por el Misteri, por Elche una auténtica bandera.

¿Saben? Sueño con un futuro próximo de concordia. Un futuro próximo de esperanza en el que, de una vez para siempre, dejemos de arrojarnos, unos a otros, los fantasmas de ese pasado tan doloroso (que todos tenemos) y que tanto dividió a esta gran nación nuestra. Lo hicimos en la Transición y lo debemos volver a hacer.

Castillejos y Pemán: dos hombres de paz y de perdón. Dos enamorados de nuestra Festa con distintas visiones. Dos hombres que, desde su forma de ver las cosas, demostraron con su vida que se puede amar, sentir, mirar diferente pero que siempre, si se quiere, se pueden buscar espacios para convivir en paz y respeto. Aprendamos de ellos.

Me despido con una estrofa del sobrecogedor poema de Ramón Alarcón sobre las dos Españas y la necesidad que tenemos todos de mirar al futuro de otra forma. Que su ejemplo, el de Alarcón, el de Alberti, el de Pemán o Muñoz Seca, el de Lorca y el de Aleixandre se convierta en estímulo y antídoto contra el sectarismo enterrador de esperanzas en el que tanto persisten algunos de nuestros políticos.

?Que España, la España nuestra,

la España de los extremos,

esa España dividida

por la barrera del tiempo,

sepan unirla los vivos

como la unimos los muertos.