Información

Información

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Luis Muñiz

El "procés" se acelera

El choque es inevitable; lo que hay que saber es si Rajoy intervendrá cuando el conflicto llegue a un punto de no retorno

La CUP cedió el pasado sábado y dio el visto bueno a los Presupuestos catalanes, no sin antes (aunque lo sugiriera después) pedir algo a cambio: que el referéndum prometido por Puigdemont para la segunda quincena de septiembre se celebre antes.

El lunes era "antes", sin fecha concreta; el martes, que se convoque para mayo, el mes de la flores.

Y de nuevo ha sido ERC la primera que se ha apuntado al plan de los anticapitalistas: Junqueras, el hombre fuerte del Gobierno, cree que adelantar la consulta sería la "mejor respuesta" a una eventual inhabilitación de la presidenta del Parlament, Carme Forcadell.

Anteayer, sin descartarlo, la portavoz del Ejecutivo seguía diciendo, sin decirlo, que la mejor opción aún es pactar el plebiscito con Rajoy. Sin embargo, como Moncloa no se aviene, a Puigdemont no le va a quedar más remedio que plegarse a la exigencia de la CUP y acelerar el "procés".

El president cometió el error de decir "segunda quincena de septiembre, como muy tarde" (habilitando también los meses anteriores), para dar tiempo a una hipotética negociación con Madrid, y advirtió a los "cuperos" que sin Presupuestos no habría referéndum. Pues bien, ahora ya los hay, y encima el próximo lunes Mas y las exconsejeras Ortega y Rigau se sientan en el banquillo por organizar la pseudoconsulta del 9-N.

La CUP quiere aprovechar las movilizaciones de ese día y los siguientes para calentar el ambiente y hacer inexcusable el adelanto de la fecha, y dado que las posibilidades de llegar a un acuerdo con Rajoy son menos que cero, y que Mas y Forcadell tienen serias posibilidades de ser inhabilitados, Puigdemont se verá abocado a hacer algo que no quiere: romper con el Estado y recorrer, por fin, la vía unilateral que tanto respeto le da.

Como única alternativa, se le presenta la de preguntar al Parlament si debe hacer lo que sus incontrolables socios le dictan, pero a riesgo de provocar una división en el voto de los 62 diputados de Junts pel Sí y retratarse como un cobarde. Además, como ya ha anunciado que no se presentará a la reelección, su influencia en los escaños debe de ser escasa, y Mas, sentado en el ardiente banquillo, los ganaría fácilmente para la ruptura.

El choque, pues, es inevitable. Será en mayo o en septiembre, tanto da. Lo que sí importa es saber si Rajoy cederá a la tentación de intervenir, pues la estrategia consiste en llevar el "procés" hasta un punto de no retorno, a partir del cual sólo quepan ya la suspensión de la autonomía, los arrestos y el desfilar de la Guardia Civil por la Diagonal.

Sin un conflicto de ese porte será difícil llamar la atención del mundo (o al menos de Europa) y provocar una corriente de simpatía con la causa soberanista que le proporcione el ansiado respaldo internacional. Si esos errores no se cometen, si ese respaldo no llega, lo único que veremos, en mayo o en septiembre, es un nuevo 9-N (quizá con algún problema de orden público) y, después, otras elecciones (las cuartas desde 2010). Con el apellido que esta vez les pongan.

Lo último en INF+

Compartir el artículo

stats