Los chinos están estos días festejando en todo el mundo la entrada de su nuevo año lunar, el del gallo de fuego, que muchos asiáticos, con un sentido del humor hasta ahora desconocido para los occidentales, identifican ya con el presidente de EE UU, Donald Trump, quien no oculta en sus decisiones volcadas en tuits ser un fervoroso enemigo de China. Los chinos, únicos en el arte de la copia, están disfrutando de lo lindo con los primeros diez días de gobierno del magnate americano y han creado una aplicación que les permite mandar mensajes como si del propio Trump se tratara. En solo cuatro días, un millón de mensajes para confundir al mundo. Tienen en común el lenguaje y el estilo beligerante propio del gallo de pelea de corral en el que tan bien se desenvuelve el presidente norteamericano. «¿De qué se queja el mundo? Estoy cumpliendo mi programa electoral. Para un político que lo cumple!!!», se afirma en uno de estos tuits falsos con el rostro de Trump cuyo cabello ya no flamea como antaño tras rebajar el tinte por consejo de su estilista. Efectivamente, estamos ante un gobernante que en sus primeras cien horas ya ha cumplido la mayor parte de los diez puntos que se marcó en su toma de posesión para los primeros cien días. Ha firmado el decreto para empezar a construir el muro en la frontera con México, mientras su mujer, Melania, aparece en paralelo en la portada de Vanity Fair emulando que come diamantes y afirmando satisfecha que su ascendencia sobre Trump es nula, con lo que poca esperanza queda para el mundo de que pueda suavizar el carácter del mandatario. Trump ha cerrado las fronteras con siete países musulmanes sin importarle el bloqueo de los aeropuertos norteamericanos durante la primera jornada, y ha despedido, alegando «traición», a la fiscal que le ha plantado cara por esta medida. Ha sacado a EE UU del tratado de libre comercio del Pacífico, y humillado a los magnates de Silicon Valley y advertido seriamente a la industria automovilística norteamericana para que creen puestos de trabajo en un país en el que se roza lo que los economistas consideran pleno empleo. Trump está cumpliendo para temor del resto del mundo menos Rusia. Quizá si otros presidentes norteamericanos hubieran cumplido sus programas con anterioridad ante el electorado estadounidense, ahora él no estaría gobernando USA.
